Trilogía "Entre espinas y rosas"
Previamente en "Entre espinas y rosas" Parte II
Parte III (final): El renacer de una nueva rosa.
Nosotros como pareja nos esforzábamos para asumir la responsabilidad que conlleva tener un hijo, donde él era lo más importante, nuestra prioridad, el protagonista de nuestras vidas, pero muchas cosas empezaron a cambiar, nuestra convivencia no era fácil de llevar, cometimos muchos errores, en algunas ocasiones nos lastimábamos con palabras muy hirientes, que se apoderaban de nosotros en momentos de angustias y desesperación, incluso llegamos al cabo de 5 años a tomar la decisión de divorciarnos. Fue doloroso para ambos, pero quien más sufría era ese pequeño que solo quería vivir al lado de sus padres y disfrutar de ambos.
Recuerdo que en esos momentos de crisis matrimonial ya dispuestos a terminar nuestra relación, nos tocó llevar a nuestro pequeño que solo tenía 6 años al Dermatólogo por presentar unas extrañas manchas blancas en su cuerpo. El medico después de examinarlo nos dio la triste noticia, que nuestro hijo tenía una enfermedad conocida como vitíligo, tendría que ser sometido a procesos muy dolorosos y tratamientos muy continuos. Aquella noticia nos unió, supimos que debíamos luchar juntos para ayudarlo a enfrentar lo que le tocaba vivir.
Lo primero que hicimos fue llevarlo a otro médico, que se encontraba en otra ciudad. Con el empezamos el tratamiento de vacunas importadas de México y Cuba, cremas y pastillas muy costosas, viajábamos cada mes para que la Doctora lo evaluara y pudiera recibir su tratamiento. Nuevamente fuimos privilegiados, la enfermedad se detuvo y salimos victorioso de aquella batalla, también superamos nuestra crisis matrimonial. Una de las cosas que habíamos decidido en común acuerdo, era no tener más hijos, nuestra primera experiencia dejo traumas en ambos. Muchos de nuestros familiares y amigos que fueron testigos de nuestra experiencia estuvieron de acuerdo con nuestra decisión; solo había una persona que se resistía a crecer solo sin poder tener la fortuna de disfrutar de otro hermano(a), eran constantes sus peticiones, aunque le explicábamos nuestras razones, él se negaba a renunciar a ese deseo.
En una ocasión teniendo alrededor de 9 años, motivado por la tarea del colegio, de un árbol genealógico, él percibió de forma directa que faltaba algo en su vida, nos sorprendió con una carta redactada por él y escrita por su puño y letra, donde nos suplicaba que le concediéramos el deseo de tener una hermanita. Aquello nos conmovió a los dos y nos puso a pensar, hasta el punto de darnos esa nueva oportunidad, asumiendo lo duro que sería volver a empezar; pero esta vez conscientes de lo que teníamos que enfrentar con la compañía y el apoyo de nuestro hijo Jonathan.
Empezó nuestra búsqueda con firmeza de volver a concebir a un hijo, pero los intentos eran en vano, por muchas ocasiones el deseo se convirtió en una obsesión, ya no solo era la la ilusión de Jonathan, sino de nosotros como pareja. Era frustrante ver que durante un año mis pruebas de embarazo eran negativas, a pesar de que a veces solía presentar síntomas que me aseguraban estar embarazada. Nos agobiamos mucho en el proceso, visitamos varios médicos quienes coincidían que todo estaba bien, a veces pensaba que era un castigo por tomar aquella decisión de no tener más niños. Ya desesperanzados tomamos la determinación de no estar ansiosos y dejar todo en manos de Dios. Nos olvidamos un poco de aquella idea y seguimos el curso de nuestras vidas un poco más relajados. Para ese entonces empezaba un nuevo proyecto de trabajo, donde jugaba un papel muy importante, ya que me tocaba empezar de cero con una empresa que apenas empezaba a dar sus primeros pasos. Yo era la encargada y toda la responsabilidad recaía sobre mí, me concentre en que aquel proyecto fuera exitoso, la empresa empezó a crecer y mis responsabilidades también. En medio de aquel momento tuve un retraso importante en mi ciclo menstrual, mi esposo me acompaño al laboratorio donde trabaja una amiga, quien de inmediato hizo la prueba de sangre, ella sabía de nuestra larga lucha por lograr tener otro bebe, nos pidió que esperáramos los resultados. Aquella espera mezclo varios sentimientos en mí, miedo, ansiedad, esperanza, de todo un poco, hasta que por fin ella emocionada dijo “Felicidades están embarazados”.
Lloramos de emoción y estábamos locos por darle la noticia a mi querido hijo, era el comienzo de cumplir con su sueño. Empezó a correr la noticia, el primero en brincar de alegría fue Jonathan, a otros le gusto escuchar la noticia pero al igual que nosotros también sabían lo que nos tocaría vivir una vez más. Muchos alegaban que todos los embarazos no eran iguales, en fin, tocaba asumir el reto y eso era lo que estábamos dispuestos a hacer.
Los días empezaron a transcurrir desde ese punto de partida, he inmediatamente todos mis síntomas aparecieron como una misma película de aquel primer embarazo, tocaba una vez más transitar por aquel camino lleno de espinas, solo que esta vez, existían nuevos factores a nuestro favor: nuestra madurez como pareja, las experiencias, la aceptación y un deseo inmenso por la llegada de aquella vida que cumpliría el deseo de nosotros como padres y de Jonathan como hermano mayor.
Fueron momentos fuertes para un niño que en algún momento se sintió culpable al ver su madre sufrir. Muchas veces se desesperaba por mis frecuentes visitas al baño por las náuseas, el corría imitando a su padre a buscarme el alcohol y ponía su mano pequeña en mi frente para hacerme ver que estaba allí para ayudarme; eran conmovedoras esas escenas, pero yo las afrontaba con mucho más valor, sabía que al igual que la primera vez, todo valdría la pena.
Todos anhelábamos que fuera una niña, y afortunadamente así fue, realizaron una cesaría planificada, a diferencia de mi primer hijo que solía quedarse tranquilo en mi vientre; esta nueva criatura era incansable, se movía bruscamente por repetidas veces, lo que me agotaba y lastimaba. Cada vez que hacían los ecos en compañía de mis dos cuidadores (mi esposo e hijo), ella hacia sus demostraciones de maromas y todos juntos con el doctor presente reíamos.
Llego el gran día esperado por todos en especial por Jonathan, tener a su hermana en brazos era lo que él más deseaba, disfrutamos a esa niña todos juntos con gran emoción y amor, era algo mágico que envolvía a nuestro hogar y nos unió mucho más como familia.
Hoy día somos afortunados de tenerlos como hijos, son dos rosas que Dios y la vida nos regaló y si alguien me preguntara ¿si volvieras a nacer, estarías dispuesta a vivir esas experiencias? Contestaría con un rotundo ¡Sí!, porque queda plasmado en mi historia que a pesar de que existan las espinas, las rosas compensan en gran proporción cada dolor producidas por ellas.
Muchas gracias al equipo de cervantes por el apoyo que me han dado, particularmente en el seguimiento de esta trilogía, ha sido para mí un honor poder contar un pequeño fragmento de mi historia como madre a través de esta hermosa trilogía que ha llegado a su fin.
Estábamos deseando continuar con la historia. Muchas gracias @gardenofcarmen por compartirla con nosotros, es preciosa :)
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Muchas gracias de verdad, hay mucho más que contar, con mucho más detalle, pero me siento agradecida que lo poco haya sido bien visto por ustedes. Estoy muy agradecida.
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Ay mamá, no puedo creer aun el que hayas guardado esa carta, yo ni me acordaba he quedado un tanto avergonzado, pero de cierto modo me conmueve mucho el haber sido participe de esta trilogía y el de ser tu hijo, todos esos sacrificios que has hecho por nosotros, por mi y mi hermana.
Gracias
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