En su artículo “Gorilismo y Paz”, Ángel Oropeza nos recuerda que en los años sesenta se utilizaba el término “gorilismo” para señalar a aquellos gobiernos militaristas autoritarios de América Latina. Es una característica de dichos modelos de Estado, la existencia de múltiples violaciones a la libertad de expresión e información.
Actualmente, los venezolanos son víctimas de un gobierno gorila que por medio de múltiples mecanismos, ha pretendido limitar la libre expresión del pensamiento en el país. Entre las formas de control más comunes se encuentran el abuso de las cadenas presidenciales, la persecución o amenazas a periodistas y la compra de medios.
En el artículo “¿existe la libertad de expresión en Venezuela?” publicado en VerdadesRelativas.com se pretendió explicar (en cuanto a la compra de medios) que: “el ataque contra los medios no es cerrarlos, sino comprarlos, porque siguen existiendo pero la opinión que generan es diferente. En el caso venezolano, el Últimas Noticias, que es el diario de mayor circulación del país, fue adquirido por unos compradores anónimos en 2014, poco después el periódico sufrió cambios notorios en su línea editorial a pesar de que los nuevos directores habían declarado que las normas no cambiarían (…) desde la compra, hasta la publicación en 2015 del artículo de Moisés Naím de donde se extraen estos datos, más de 50 redactores habían dimitido”. De ese modo ocurrió con otros medios como El Universal o el diario Notitarde de Carabobo.
Las protestas realizadas en Venezuela hace un año, que han tenido un saldo que supera los setenta fallecidos según las cifras oficiales, han sido también escenario de múltiples persecuciones y agresiones contra periodistas.
En su edición del martes 27 de junio de 2017, el diario El Nacional publicó un reportaje en el cual se informa sobre 33 detenciones ilegales de trabajadores de la prensa durante las protestas que se habían llevado a cabo. Del mismo modo, publican que según el Sindicato Nacional de trabajadores de la Prensa (SNTP), EL 60,5% de las agresiones a periodistas, habían sido realizadas por funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).
El periodismo, es históricamente considerada como una profesión llena de riesgos, sin embargo, entre la lista de los peligros que asechan a los comunicadores venezolanos, es el gorilismo estatal, la mayor amenaza a quienes enarbolan la verdad como bandera.