No es necesario que me relacione con tu pantalla. Debajo de toda apariencia está la perfección de lo que tú eres.
Si me relaciono con tu apariencia, estoy aceptando el conflicto en mí. Tu apariencia y la mía son diferentes: el choque existe. Cada aspecto de la dualidad impregna al contrario.
Si me relaciono con la perfección de lo que eres, estoy siendo perfección: no hay conflicto, no hay dos. Todo fluye.
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