Los argumentos expuestos son muy interesantes y dan pie para hacer muchas acotaciones al respecto.
Todos los seres humanos, sin excepción, hemos sido condicionados por la cultura, la religión, la educación que hemos recibido, los prejuicios sociales, etc. Todo ello ha cultivado y configurado una cosmovisión, que es la que permite ver la realidad, interpretarla y construir el mundo.
La caverna de la que habla Platón, son esos condicionamientos que se traducen en CREENCIAS, y en función de dichas creencias construimos nuestros pensamientos, emociones, acciones, hábitos, resultados y finalmente nuestro destino.
A menudo, nos vemos inclinados a creer que las circunstancias controlan nuestras vidas, y que el ambiente nos ha configurado tal y como somos. Jamás podría haberse dicho una mentira mayor. No son las circunstancias de nuestras vidas las que determinan nuestro destino, sino nuestras creencias acerca de lo que significa la “realidad” que nos circunda.
Se sale de la caverna cuando se toma conciencia de estos condicionamientos, de estas creencias; y libre, consciente y voluntariamente se decide modificarlas, desecharlas, mejorarlas...
La verdad es que siempre vamos a estar sometidos a creencias, ya sean impuestas o creadas por nosotros mismos, lo trascendente es tomar conciencia del rol protagónico que tenemos en nuestro destino y en el destino de la humanidad, y asumir dicho desafío y marcar la diferencia, dando nuestra mejor versión.
Todos los seres humanos, sin excepción, hemos sido condicionados por la cultura, la religión, la educación que hemos recibido, los prejuicios sociales, etc. Todo ello ha cultivado y configurado una cosmovisión, que es la que permite ver la realidad, interpretarla y construir el mundo.
La caverna de la que habla Platón, son esos condicionamientos que se traducen en CREENCIAS, y en función de dichas creencias construimos nuestros pensamientos, emociones, acciones, hábitos, resultados y finalmente nuestro destino.
A menudo, nos vemos inclinados a creer que las circunstancias controlan nuestras vidas, y que el ambiente nos ha configurado tal y como somos. Jamás podría haberse dicho una mentira mayor. No son las circunstancias de nuestras vidas las que determinan nuestro destino, sino nuestras creencias acerca de lo que significa la “realidad” que nos circunda.
Se sale de la caverna cuando se toma conciencia de estos condicionamientos, de estas creencias; y libre, consciente y voluntariamente se decide modificarlas, desecharlas, mejorarlas...
La verdad es que siempre vamos a estar sometidos a creencias, ya sean impuestas o creadas por nosotros mismos, lo trascendente es tomar conciencia del rol protagónico que tenemos en nuestro destino y en el destino de la humanidad, y asumir dicho desafío y marcar la diferencia, dando nuestra mejor versión.
El mundo tal como lo conocemos
es producto de nuestro pensamiento,
si queremos cambiar el mundo,
debemos cambiar nuestra forma de pensar.
Albert Einstein
Muchas gracias por su valioso aporte profesor! me alegra mucho que le haya parecido interesante este articulo...! un saludo cordial!
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