El horrible remar hacia Dios

in spanish •  6 years ago 

Hola, queridos Steemians:

El siguiente post es un poema incluido en mi trabajo -aún en proceso- llamado La clínica del Doctor Ernst Alt. Este instituto mental ficticio queda en alguna parte de los alpes bávaros, la edificación tiene un diseño estilo neogótico ya que antes esta era una residencia real. Uno de los enfermos asegura que hay más habitaciones que las que figuran en los planos y que hay gente atrapada en ellas. Naturalmente, nadie le cree.

Los poemas están escritos en base a pesadillas, proyecciones oscuras, ideas delirantes -algunos producto de mi mente- e inspirados en la vida y obra de personas que padecieron alguna enfermedad mental considerada como tal para la época en la que está inspirado el poemario.
El personaje homenajeado en el presente poema en vida respondía al nombre de Anne Sexton, poetisa estadounidense autora de 45 Mercy Street, Las lágrimas del hechicero y, postumamente publicado, The Awful rowing toward God.
Utilicé nombres de sus obras y algunos elementos suyos, como los anillos que se quitó antes de suicidarse, para que quien sea conocedor de su obra sepa de quién estoy hablando.
La poesía de Sexton, catalogada de confesional, es tan suave y densa como una Noir song que puede ser escuchada por gusto o para meditar.

El horrible remar hacia Dios

Mujer-barco.png
Fuente

Me levanto del sofá.
Sé exactamente lo que debo hacer.
Salgo del consultorio sin mencionar mis intenciones.
Aprendí a permanecer en calma en cualquier situación:
así como vivimos y caminamos sobre esta tierra sin tener idea de su vida interna
el coraje se ha enfriado y mi núcleo ha hecho implosión.

He estado escribiendo versos en cuadernos de muerte
desde que aprendí a destilar mi ser en tinta.
Con cada una de esas palabras escribí mi biografía:
qué tonto sería si se sorprendieran con el final.

Toda la vida he estado viviendo en el 45 de la calle de la Piedad
palabra que poco a poco perdió significado.
La aprendí leyendo el Libro de los libros
que relata la historia del cálculo más largo del mundo.
Corro hacia el final del muelle, suelto las amarras y remo
hacia la Eternidad.

Tan pronto me avistó desde la costa
el hechicero que siempre cuidó de mí
corrió a pedir ayuda.
En busca de una pista, revisó cada uno de mis cuadernos.
Al alzar la mirada, las lágrimas rompieron los diques de su voluntad:
mis siete anillos yacían muertos en mi mesa de noche.

La alianza con los hijos...
La alianza con la carne...
La alianza con los sentidos...
La alianza con las letras...
La alianza con la tierra...
La alianza con la vida...
...Y la alianza con la muerte...

Toda la vida he estado viviendo en el 45 de la calle de la Piedad,
palabra cuyo significado se ha desgastado con el tiempo.
El Libro de los libros me reveló el secreto,
no hay palabra, real o inventada,
que explique el virus que compartió el vientre conmigo.

El bote se hunde, todo va de acuerdo al plan: no puedo respirar.
La octava alianza espera por mí:
La dermis plateada del mar brilla tanto como la luna que atestiguó
mis noches de malestar.

De pie en la costa, impotente,
el hechicero liberó las lágrimas que le quedaban...
Sus artes no fueron suficientes:
prolongar la vida estuvo más allá de sus facultades.

mujer-bajo-el-agua.jpg
Fuente

Gracias por leer


Que tengan buenos días

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Muy buen poema, mi apreciada @hljott, y esa línea o proyecto de trabajo poético me parece sumamente interesante. Anne Sexton y Silvia Plath han sido poetas que me han interesado mucho (las leí hace un buen tiempo), por su poesía y su vida marcada por cierta fatalidad. Lo mismo me ocurre con Alejandra Pizarnik, de Argentina, Marosa Di Giorgio, de Uruguay, y en Venezuela Hanni Ossott y Martha Kornblith. Autoras también tocadas por alguna alteración psíquica, y algunas de ellas suicidas. Gracias por compartir esa búsqueda. Ojalá podamos leer más de ella.
PD: Es una lástima que no pueda enterarme más expedita y puntualmente de tus publicaciones. Si tuvieras acceso a internet deberías procurar ponerlas en @equipocardumen de Discord, o por el grupo de whatsapp.

He leído los trabajos de Sexton y Plath y una poética de Ossott. Las dos primeras ya se encontraban en un estado delicado. La depresión postparto en ambas y la situación al reconocimiento de las obras literarias escritas por mujeres en aquella época hizo que se sintieran ahogadas. En cuanto a Ossott, ella era una persona extremadamente sensible tanto emocional como físicamente. Bien tenía derecho a conocer el aislamiento espiritual que buscan los aprendices y que, junto a sus maestros, logran la meta de alcanzar nuevas realidades.