Nos quitaron el tiempo. Tercera parte.

in spanish •  7 years ago 

Registro de las memorias del humano Qin Shi Huang.

El poder de los dioses es inconmensurable, es gigantesco, es apetecible y es aborrecible, es magnífico. Gracias a él he logrado conquistar todo un imperio y unificarlo. Esta pequeña roca llegó a mí hace algunos años y con ella he logrado reconocer mi destino y el destino de mi pueblo.

Ellos creen que yo soy una deidad, yo también quisiera creerlo, aunque sí estoy en contacto con un poder superior, soy tan mortal como ellos.

Esta pequeña cosa se ha introducido en mi mente y me ha mostrado cosas, cosas maravillosas, me ha mostrado el futuro y el pasado, o eso creo, he aprendido con ella a dominar mis pensamientos, a domar mis emociones, pero la furia que crece en mi es incontenible. Lo que antes era una pequeña llama ahora es un incendio que arrasa y conquista China. Todo gracias a esta pequeña roca.

Mi misión ha sido completada, he creado el imperio más grande conocido por el hombre. Ahora me dirijo a continuar mi labor sobre los confines de la tierra, la roca me llama hacia el mar, debo buscar el origen, debo hallar más respuestas a todas mis dudas, mi insatisfacción constante y las de la pequeña roca se vuelven una. Cada vez estamos más unidos y nadie sabe por qué actúo tan extraño a veces. Mis generales siempre están aterrados de tener el más leve desvío al pensar porque saben que sabré lo que piensan antes de que lo hagan.

Mi cuerpo…mi cuerpo se deteriora, pero mi mente sigue incólume, no lograré llegar a las islas de los inmortales para lograr salvarme, mi pequeña roca me lo ha mostrado, mi destino es morir y a pesar de que ella insiste en que debo transmitir lo que he aprendido no lo haré. Yo mismo he de ocultar este gran poder, solo quien sea digno lo encontrará algún día. Mientras tanto nadie sabrá como logré todo lo que logré. Ahora puedo sentir mi cuerpo fallando, mi sangre…mi contaminada sangre…mi corazón se ha detenido, y a pesar de que mi pequeña roca yace en lo profundo de la tierra en mitad del bosque la siento, me he unido a ella. Mi cuerpo está muerto, la carne se pudre, pero yo, ella y yo, ahora somos uno, ahora soy inmortal, mi viaje ha terminado.


Registro de las memorias del humano Leonardo Da Vinci.

Ahora estoy más convencido que nunca de que el dios del Papa, el dios de los católicos, el dios de Lorenzo, el dios de Nicolás, el dios de mi padre, no existe. Ha llegado a mí una forma nueva de conocimiento. Esta pequeña herramienta, esta pequeña roca, es mucho más de lo que aparenta, ha abierto nuevas áreas de mi pensamiento, de mi cerebro, de mi biología, cada vez siento como mi función cerebral se incrementa exponencialmente, ella y yo compaginamos extraordinariamente.

Me ha mostrado una gran cantidad de conocimiento, sus voces son ecos de recuerdos del pasado que llegan a mí y me instruyen, me hacen ver las cosas más obvias que nadie más puede ver. He sido tocado, elegido por esta pequeña cosa, tengo una remota idea de lo que es, pero no puedo estar del todo seguro, nadie ha logrado este nivel de tecnificación nunca, es impresionante. He aprendido mecánica, anatomía, astronomía, biología, algo que ella llama física, todo en unos pocos meses. Mientras más me uno a ella más entiendo todo.

Mi pequeña herramienta me ha mostrado algo nuevo, una tierra distante, allende el mar, más allá, mucho más allá de las Columnas de Hércules, un lugar hermoso, fértil, abundante y rico, ahí me dice ella que yace su Origen, quiere volver a unirse.

La estuve analizando con detenimiento buscando respuestas a su inquietud, ella misma me dijo que ella no es ella sola, sino que son algunas más, esparcidas por el mundo.

Hace ya unos años que trabajo en Roma para el papa, he estado prestando atención, no me cabe duda de que él tiene otra pequeña herramienta, la mía la ha reconocido, pero me dice que en ese estado no pueden unirse, ha sido corrompida y debe sanar para volver a ser una.

Hace unos meses estuvimos en Constantinopla, es impresionante, volvimos a encontrar un pequeño fragmento, esta vez más pequeño, lo posee el sultán, al igual que la del papa está corrompida.

La tierra es redonda, que curioso y que obviedad.

Ya me quedan pocos segundos de vida, he transmitido esta información a un gran amigo, Cristoforo. Un gran navegante. Él la usó bien, llevó a nuestra pequeña herramienta hacia su destino, en aquellas tierras, más allá de las Columnas de Hércules, iniciará una búsqueda, que puede tardar siglos. Mi pequeña herramienta no se puede unir a sus hermanas si todas no han sido limpiadas.

Ahora me estoy extinguiendo, he envejecido, pero mi alma está en paz. Alma…que extraño concepto, creo que es la única pregunta que nunca necesité hacer, no la necesito, lo sabré dentro de poco…Ah sí, ahora lo veo…allá está…el Todo, la Nada, mi cerebro…mi cuerpo humano, este saco de carne se extingue pero yo, yo sigo igual de vivo, ahora veo claro, me he unido a ella…ahora somos uno y puedo ver y estar y ser con claridad, soy inmortal.


Registro de las memorias del humano Moctezuma Xocoyotzin.

He heredado de mi tío, al fin, su secreto, él tenía el poder de los dioses en una pequeña roca. La pequeña cosa piensa, susurra cosas, pero solo a quien quiere, ella me ha mostrado algo terrible. Nuestro tiempo terminó, he de preparar a mi pueblo para el regreso de nuestro dios, así me lo ha dicho la pequeña roca, es lo que entendí. Me dijo que no es lo que esperábamos, pero que sería nuestro fin, el fin de nuestro imperio como lo conocemos pues nuestro ciclo en la tierra termina para que pueda dar inicio otro.

No he de marchar tranquilo y convencido, lucharé hasta mi muerte, mi pueblo no se rendirá tan fácil.

Han llegado noticias de los hombres blancos que llegan en sus casas flotantes, mi roca me dice que son barcos, naves, carros que tienen la capacidad de moverse en el mar. Que increíble momento para vivir, a pesar de que signifique nuestra extinción. Ellos ya vienen, así lo he visto, he visto lo que pasará de ahora en adelante, he de luchar y morir luchando, igual mi primo, igual nuestra descendencia.

He visto como ellos se apoderarán de todo, pero todo será para poseer un futuro brillante. Al fin entendí que los sacerdotes son unos farsantes, todo es una farsa, el verdadero dios es este conocimiento, gracias a él hemos podido avanzar.

La guerra fue terrible, me debato entre la vida y la muerte, mi destino está ligado ahora a estos hombres blancos terribles, en especial a Cortés. El terrible Cortés.

No tengo un sucesor, la pequeña roca está sola. Moriré y ella podrá desvanecerse como siempre lo hace y perderse.

Mi cuerpo se desangra y mi carne se rasga, mi pueblo está enfurecido y me acusa, ¿quién podría negarlo? Pero ellos no entienden, esto debe pasar así. Mientras más estoy cerca del final más puedo entender que la pequeña roca llegó a mí para tomar las decisiones correctas y a pesar del poco tiempo que llevamos juntos hemos alcanzado una gran afinidad. Todo está terminando para mi cuerpo mortal…cada vez puedo ver con más claridad…veo luz…una gran luz…no es la luz del dios…es algo más…es infinito…a medida en la que mi cuerpo sucumbe ante mi alrededor y se aflojan mis nervios me siento más vivo. He traspasado el umbral…mi mano se ha abierto, puedo ver a la pequeña cosa rodando desde mi mano y desvaneciéndose, nadie puede verla, ella rueda y rueda, todos la tropiezan y nadie la ve, ella está buscando, siempre ha buscado… mientras yo…ahora entiendo…soy inmortal.

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