Esta no es una historia, no es un relato, poema, o lo que sea que intentes descifrar mientras estas leyendo cada palabra; no es una escritura triste, ni mucho menos feliz, solo es el resultado de un alma profundamente agotada, intentando regresar a la tierra, que esta finalmente soltando ataduras amargadas que dejaron heridas punzantes, dolorosas pero brillantes... si, muy brillantes.

¿Te suena a locura? Puede ser un poco loco; es verdad, incluso algo sin sentido, sin propósito alguno, pero te invito a cerrar tus ojos, a sentir, pensar y decirme ¿Eres feliz? O mejor dicho ¿Has dejado de estar triste? Te apuesto que a que nadie te lo pregunta seguido, porque a veces las personas le temen a la respuesta, o solo creen saberlo todo con solo observar de lejos.

He agarrado un lápiz, intenté escribir en una hoja y solo salían garabatos, palabras absurdas, sin sentido, cualquier cosa menos lo que mi mente intentaba decir a gritos, entendí entonces que no estaba preparada para soltar en palabras lo que estaba pasando ¿Pero que estaba pasando? Ni yo misma sabría decirlo, solo estaba ahí queriendo hacer algo por equilibrarme, y aun así no podía.

Otra vez, que miseria, que idiotez, que absurdo ¿Acaso mi subconsciente no podía hacerme soñar con otra cosa? No sé, un ataque zombi, el fin del mundo, la primera vez que lloré porque descubrí que mis padres habían mentido acerca del ratón de los dientes, cualquier otra cosa... pero no, mejor era seguirme hundiendo en la miseria de recuerdos innecesarios y altamente peligrosos para mí.

Es frustrante, pero a quien puedes culpar de estar llorando en plena madrugada, solo a ti, solo tu permites que te coma el dolor, pero no mal entiendas, es normal, es sumamente terapéutico desahogarte ¿Pero resulta sano estar así por meses? Ni yo se la repuesta a eso.