Me he desempeñado como docente universitario por doce años, y creo que seguiré haciéndolo por mucho tiempo mas. Cuando pensamos en un docente universitario, lo asociamos con muchas horas de estudio, logros académicos y dedicación a la investigación, y ciertamente todo eso es así. En la mayoría de los países de latinoamérica, es una de las ocupaciones mejor pagadas, pero en mi país, Venezuela, no es así. De hecho es una de las menos remuneradas y reconocidas. Sin embargo este post no es para hablar de lo mal tratados que somos los docentes universitarios en Venezuela, sino mas bien para entender por que aun habemos profesionales que decidimos dedicarnos a esta noble labor.
Paro mi, para ser docente se necesita una combinación de vocación y pasión por enseñar. No se trata solo de tener el conocimiento, los estudios avanzados y las herramientas para transmitirlo a otros. Se trata de poder hacer una conexión con ese grupo de estudiantes que la vida pone en el camino. Y la gratificación de ser docente rara vez es económica. Es mas bien emocional.
Se trata de compartir con los estudiantes la emoción por los logros alcanzados, es recibir comentarios de agradecimiento, ver el crecimiento académico y personal de tus estudiantes. Es esa sensación gratificante cuando tus trabajos, o los de tus estudiantes son destacados o premiados.
Para los estudiantes uno de los mejores momentos en su vida universitaria es la hora de la graduación, subir a recibir el título que con mucho esfuerzo alcanzaron, al lado de compañeros y amigos que se convierten en hermanos de la vida durante el transito por la universidad. En la fotografía que comparto, tomada el día del acto de grado por un grupo de estudiantes de Ingeniería Industrial de la Universidad de Guayana, donde actualmente trabajo como docente, se puede apreciar la alegría del momento. Para los docentes es un momento de mucha alegría también.
Para mi el momento mas gratificante como docente es cuando mis estudiantes presentan su Trabajo de Grado o Tesis. Es muy significativo para mi porque generalmente se realiza en presencia de familiares y amigos, es un momento muy importante para los estudiantes. Para mi es el momento en el que realmente se ve el crecimiento académico del estudiante, ademas de los avances en su performance profesional, sin mencionar que se desarrolla una relación empática entre el tutor y el tutorado durante el camino de asesoría para llevarlo a alcanzar su objetivo.
A pesar de llevar tanto tiempo como docente, hace apenas un año que asesore a mis primeros tesistas, aunque si he asesorado a muchísimos pasantes. La presentación de los Trabajos de Grado de estos chicos fue un momento inolvidable para mi.
Algunas personas no comprenden la satisfacción que genera dedicarse a la enseñanza, muchas me han dicho que ser profesor es como quedarse estancado en un mismo salón mientras los estudiantes pasan y pasan. Yo creo que no es quedarse estancado, es mas bien adaptarse y evolucionar. Ver pasar tantos jóvenes por nuestras aulas nos permite apreciar las diferencias generacionales, nos enseña a ser tolerantes y a entender el comportamiento de estos chicos.
A pesar de todas las dificultades de la profesión docente, creo que la gratificación personal y emocional que ofrece hace que valga la pena dedicarse a enseñar, a formar a los profesionales del futuro y verlos crecer con la satisfacción de saber que se ha hecho un buen trabajo.
Espero que les haya gustado este post, y si son docentes se que compartirán algunas de mis apreciaciones.
Por supuesto que comparto contigo cada palabras que tan bello expresas. Definitivamente enseñamos por amor
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congratulations on its success . . .
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