
Actualmente vivimos en el contexto de una vorágine indetenible, que en algunos casos es constructiva y en otros destructiva. Aquí repito, cada quien y cada cual tiene a su disposición hacer uso del libre albedrío. Por una parte, resaltan los valores humanos fundamentales y el respeto de estos dentro de cualquier país conformante del globo terráqueo, originando acciones positivas y productivas; mientras que por otra parte, también se denotan los antivalores, en medio de una crisis, que conlleva a la ocurrencia de hechos y acciones negativas y perjudiciales para la humanidad.
El Sistema Social, como un todo, está concebido para ofrecer a la ciudadanía garantía de sus derechos, consagrados en las distintas cartas constitucionales y demás leyes vigentes en los países con sistemas de gobiernos democráticos. Los ciudadanos saben, que tienen derechos, pero que de igual manera tienen deberes. Entre unos y otros, debe prevalecer un equilibrio, para garantizar la igualdad y la armonía. La sociedad moderna, con su sistema tal cual como está concebido, debe cobijar bajo su seno a todos los ciudadanos del mundo, sin distinciones fundamentada en la raza, la edad, el sexo y la orientación sexual, la religión y creencias dogmáticas, el nivel educativo, la condición social (estatus) y la ideología política partidista.
Sin embargo, aunque claramente la ciudadanía percibe que las leyes y normas establecidas abogan por los derechos fundamentales, se perciben en todos los sub-sectores y áreas societarias, marcadas diferencias que atentan contra la esencia y naturaleza de la condición humana, donde los más desposeídos, los desvalidos y excluidos, son los que llevan el mayor peso de la cruz, porque simple y llanamente el sistema social actual se aleja mucho del hecho de garantizar a las personas sus derechos ciudadanos, bajo la mirada complaciente de una minoría que hace mal uso del poder que le fue concedido por el voto universal (sufragio), en el caso de los países con sistemas democráticos establecidos.
Dice el vulgo popular que: "En el país de los ciegos, el tuerto es rey", y en correspondencia puedo hacer una similitud entre ese dicho y la realidad inmediata que me compete, en el país donde nací y vivo actualmente, en el que lastimosamente, son muchos los ciegos, y pocos los reyes, porque en concreto, hay marcadas diferencias entre la concepción de la sociedad y el sistema, y lo que en realidad se ha logrado con el transcurrir del tiempo, con la proliferación de problemas que afectan el funcionamiento interno de cualquier país, visto desde los puntos de vista, político, económico, de salud, educación, religión, cultura, deporte, recreación, y otras áreas de igual significación social.
Es cuasi imposible que no existan problemas a diario en el ámbito de la sociedad moderna, tanto como ha ocurrido en el pasado de la historia de la humanidad, con casos y más casos de problemáticas sociales que inciden en la forma como se asume conceptual y contextualmente, la sociedad y el sistema social; pero todo puede cambiar si todos cooperamos un poco, si aportamos más, si proponemos más, si nos comunicamos con eficiencia y afectividad, si nos respetamos y aprendemos a colocarnos en el lugar de los más necesitados, si valoramos los animales y las plantas que forman parte del ecosistema, si dejamos el odio, el desamor, la desidia, la burocracia, la corrupción, a un lado. Estoy seguro, que juntos, más temprano que tarde, podemos lograr que el planeta tierra sea más habitable, que entre los países no existan tantas barreras para lograr la hermandad, y que en mancomunidad, superemos todos los obstáculos y limitaciones que se interpongan en el camino hacia el progreso social-ciudadano.
Como ciudadanos del mundo, tenemos a nuestra disposición los talentos personales, y se cuenta de igual forma con el talento de miles y millones de personas, en muchos países, existen los recursos naturales renovables y no renovables que se ajustan adecuadamente a los intereses y necesidades del colectivo humano, pero sin que haya abuso y negligencia de por medio. Si podemos tener una sociedad mundial, con un sistema perfectamente concebido, armónico, donde resida la democracia, la paz, la igualdad, el respeto, la solidaridad y empatía, donde todos podemos ver con claridad un presente y un porvenir mejor.
Sociedad y sistema social deben confluir de forma engranada, siempre pensando en el servicio colectivo, en procurar una sociedad con ciudadanos conscientes y responsables, cada quien y cada cual con compromisos personales y profesionales, apegados a las buenas costumbres ciudadanas, a la idiosincrasia, y consustanciados con la identidad local. Debemos (le incluye y me incluye) asumir, que no es misión de una sola persona, ni de unas cuantas, porque efectivamente es misión de todos(as), así que piénselo y reflexiones, al final, es usted, soy yo (que también pienso y reflexiono al respecto), quienes decidimos que sociedad queremos y necesitamos, y que sistema nos conviene, desde toda perspectiva societaria. Las sociedades y los sistemas cambian, cuando cambia la forma de pensamiento de sus ciudadanos, y el cambio comienza precisamente, por ellos(as). ¡Claro, sin ciegos, sin tuertos y hasta sin rey!.
Hola @jessfrendcor, cómo construimos una mejor sociedad? Debemos empezar por ser cada uno de nosotros mejor persona: ser honestos, respetuosos, amables, educados, agradecidos, ser útiles al otro (don de servicio), dar mas y esperar menos... Tarea dificil? Pues sí, pero debemos ser generadores de cambio si soñamos con un mejor lugar para vivir...
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Totalmente de acuerdo amiga @eleyda78...es con la participación y el concurso de todos, dando lo mejor de cada uno, que avanzaremos por el buen camino de la vida. Si no lo hacemos, estamos condenados a perecer, en el contexto de la sociedad y el sistema del cual formamos parte. ¡Gracias por comentar! ¡Saludos y éxitos!
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