Pintando deseos

En ningún momento dejé de hacerte el amor con la mirada, de recordarte con el sonido de la lluvia o de imaginarte en cada madrugada de insomnio. Era sencillo lo que parecía ser complicado, o quizás solo era menos complicado de lo que parecía. Quiero que me enseñes a besarte como a nadie, que tus ganas superen a las mías cuando me beses, que mi deseo se convierta en tu deseo, pero multiplicado, quiero que seas una esclava de mi lengua y una sirviente de mis labios, una adicta de mis besos y que con cada uno te emborraches y desees desesperadamente más de mí.

Cuando llegues al límite y necesites algo con insaciables ansias, seré eso que necesites. Puedo ser tu droga, puedo sedarte, puedo intentar que todo vaya un poco más lento para satisfacción de los dos.

Ahora muy frecuentemente dibujo a lápiz en mi mente las escenas de mi película, las escenas contigo, tú eres la protagonista. Otras veces tú me dices que te gustaría, que podría pasar y es entonces cuando empiezas a pintar con acuarelas eso que yo dibujé. Ni se te podría pasar por la mente cuantos trazos me he hecho de tu cuerpo desnudo, cuando he imaginado cada pedazo de piel que posees. Cada curva natural de tu figura despierta en mi un deseo, cada imperfección es solo una utopía pues estando desnuda nadie en su sano juicio no podría comparar tu cuerpo con algo más que una obra de arte, con algo más que una poesía, con algo más que un sueño, con algo más que un paraíso…