No sabían que decirse, sólo el silencio hablaba por ellos.
Tenían desacuerdos graves, sólo pensaban que no había solución.
Probablemente así era, no la había, y la decisión que veían venir no les agradaba, y era esto precisamente lo que más incomodidad les causaba.
Se ve una separación siempre, o casi siempre, como el fin del mundo, quizás eso de "hasta que las muerte los separe" haga más daño que bien.
Encadenar a personas porque una frase de películas la han hecho ver como una máxima, puede ser un gran error.
Es probable que ellos lo sepan, que ya lo han pensado ambos, pero no terminan de definir lo que sienten, o probablemente si.
El mundo es tan cambiante, nosotros mismos cambiamos permanentemente, pero sucede que los cambios son naturales, espontáneos, pero cuando se trata de cambios que procuramos nosotros mismos hacemos una gran resistencia.
Pero somos así, seres complejos, complicados, que en gran medida buscamos lo complicado, aún cuando nos gusta lo fácil.
Ella sabe que es lo mejor, el lo sabe también, pero el paso no lo da ninguno, omiten el tema, lo hacen a un lado, esperando quizás un milagro, pero no siempre esos milagros llegan, pero no siempre esos milagros existen.
Con frecuencia el silencio es la respuesta de ambos, darse la espalda para ver si del otro lado encuentran una luz, supongo, pero eso no pasa así, la "iluminación" en estos casos no llega de repente, como si fuera un acto de magia.
Seguirá el círculo vicioso en el que ninguno resulta ganador, se perpetuará -quizás- aún más en el tiempo, como si sólo la vida se tratara de eso.
Hay que asumir decisiones incómodas muchas veces, es así, sólo hay que asumirlas.
