Muchas veces solemos ponernos excusas para hacer cosas, porque nos fastidia de una u otra manera hacerlo, no nos agrada, por ejemplo, tener que reparar algunas cosas en casa, si, esas que evitamos hacer y que sabemos que hay que hacer. Meternos en un cuarto donde guardamos objetos de poco uso, limpiar, organizar, seleccionar lo que se puede votar o regalar para dejar sólo lo útil, y cosas similares que evitamos.
Es común en todos los países, en las casas de todos eso pasa, y con frecuencia evitamos encararlo pero llega un punto en el que nos corresponde hacerlo si o si. Pero, hay otras cosas que solemos hacer a un lado, postergar, y que para nada nos causarían molestia alguna, como una visita a un lugar al que hemos querido ir desde hace mucho tiempo y aún así no lo hacemos, lo postergamos.
Esas cosas son las que a veces me cuesta entender, porque si es algo que vamos a disfrutar, vamos a pasarla bien, nos sentiremos a gusto en ese espacio y posiblemente si elegimos ir con algunas amistades, mucho mejor, ¿por qué no lo hacemos?.
Hay respuestas que no puedo dar de manera definitiva, no hay verdades absolutas, pero aún incluso en mi hay veces que ese tipo de cosas no las entiendo. Sé que el trabajo con frecuencia suele ser agotador, y que estemos esperando el día libre para poder descansar de esa rutina, pero entonces cuando tenemos el día libre nos encerramos en casa, que de cierta forma es un espacio rutinario también.
Quizás podríamos darnos esa posibilidad después de dormir hasta tarde, o si tenemos el hábito de despertarnos temprano, quedarnos un rato más en la cama, no salir corriendo de ella como si nos estuvieran persiguiendo, empezar el día así, con ese cambio ligero podría determinar un gran cambio en el resto de nuestro día. Salir en la tarde, después de almorzar y permitirnos hacer nada más que caminar, o un paseo en bicicleta si así lo deseamos.
No siempre salir debe implicar gastos, no debe ser así, claro, no creo que sea lógico salir sin ningún tipo de previsión económica, porque se pueden presentar imprevistos en el camino, pero digo esto porque a veces la ausencia de dinero suele ser la excusa perfecta para no salir y quedarnos encerrados en casa, pero no es una excusa de peso absoluto.
Sólo caminar por un espacio verde, dar un paseo por zonas que no siempre pasamos suele ser lo suficiente para que nuestra mente tome otro rumbo. No se arrepentirán.