Cada parte de nuestro cuerpo tiene su razón de ser, así como en la naturaleza todo está justificado, aunque nosotros, como humanos no terminemos de entender las razones, no alcanzamos a justificar a partir de nuestra lógica el porque de las cosas, todo tiene su razón de ser.
Quizás ocurra como con algunos sonidos, que no logramos percibir porque nuestro oído tiene sus limitaciones, que se van agudizando con el aso del tiempo, o con los olores, que percibimos algunos, pero no todos, en cambio los perros tienen una capacidad que nos supera hasta por 100, de esa forma, la naturaleza se ha organizado por si misma, para intentar mantenerse y mantenernos en equilibrio.
Las pestañas y las cejas están donde están por una razón, protección, se supone que son los rastros de nuestros antepasados, que estaban con su cuerpo cubierto de vellos para protegerse del frío, ya que los calentaba, pero al migrar hacia zonas más calurosos esa gran cantidad de pelaje fue disminuyendo hasta el punto de casi desaparecer en algunos, pero, podemos aún contemplar algo de eso.
Todo lo natural, que es guiado por una especie de energía que unifica todo es lo que hace que haya cierto equilibrio, y aunque el ser humano con muchas acciones está llevando a un destrucción masiva constante, podemos observar que la tendencia es a que busco su zona neutra.
Igualmente los ojos claros, que predominan en países en los que el sol no es tan intenso y más bien el frío es la norma, es una evidencia de que el cuerpo hace lo que le corresponde, como guiado por una energía divina, nadie le dice que hacer, solo se hace y ya, a eso la ciencia tiene algunas respuestas, justificadas por experimentos, pero aún así pudieran sencillamente estar equivocados, y no me cansaré de decir que en la naturaleza todo tiene su razón de ser.