Hay amigos de steemit y lectores diversos que me preguntan a ver por qué no he publicado el resto de mi novela El BACO después de que se han enterado del "affaire" acaecido en octubre del año 93, pues estuvo disputando el premio Planeta 1993 con una novela de Mario Vargas Llosa hasta el último momento de la deliberación del jurado, ya que la mitad de los miembros votaban por El Baco y la otra mitad por la novela de Llosa. El final se decantó la votación por la del contrincante y El Baco se quedó sin premio. Una lástima.![El baco, novela 58C.png]
El último episodio publicado fue la segunda parte del capítulo 58.
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—Yo ya lo tengo analizado; y creo que no se pueden sacar más conclusiones. Es muy complicado; más de lo que a primera vista puede parecer. Me falta un dato que sólo Clara puede proporcionarme.
—¿Por qué Clara? —abrió Damián los ojos.
—Mira, hombre, mira, que parece que Clara te produce espanto —ojeaba el trabajo buscando la copia de los documentos en su segunda parte—, aquí está, verás: aparece un matrimonio, Honorino y Domitila. Naturalmente estos nombres son relativamente modernos; se deduce por el contexto. Este matrimonio compró una hacienda a un tal Ceferino. Da la impresión de que ese autor anónimo de los años cuarenta, al que alude Clara en las conclusiones del trabajo, debía de ser un abogado de Honorino y Domitila, quien trata de demostrar que trescientas hectáreas le pertenecen a sus clientes, y trata de demostrarlo con un pergamino del año 1254, de tiempos de Fernando III el Santo. Lo contundente sería encontrar el pergamino original y nos evitaríamos todas estas complicaciones. Date cuenta de que en este escrito, que debe de tener Clara, están mezcladas tres cosas:
1º) Un pergamino escrito en latín del año 972 (final del siglo décimo).
2º) Otro pergamino escrito por un tal Aadil-Bin-Migaeliz, tres siglos más tarde, exactamente en el año l254. Este nombre es el que pasa más desapercibido. Aunque ese abogado de Honorino diga que traduce del original latino al castellano antiguo (muy raro), no es castellano antiguo sino leonés antiguo, en el que mezcla expresiones del primitivo latín. Por ejemplo: «Avolorum ya de parentum...» que como bien sabes tú, significa, «de sus abuelos y de sus parientes»; «ya» en leonés, es lo mismo que «et» latino. Por otra parte la preposición «de» es romance, y sin embargo, la escriben con un genitivo latino. Mira, mira: léelo otra vez detenidamente.
Damián engullía con los ojos línea tras línea comprendiendo todo lo que le explicaba Emilio y terminó diciendo:
—A pesar de todo, no entiendo por qué, en el último escrito, da a entender que, al final del siglo XI o principios del XII, se acabó totalmente la civilización del vino del dios Baco cuando Salb-Ben-Zait-Zamaliel se convirtió y se cambió el nombre por Arias Didata; y sin embargo, este que me estabas explicando data del siglo XIII. Es evidente que, el que lo escribe, Aadil-Bin-Migaeliz, pertenecía a Baco porque dice que Sájar y Aligmá vivían en la era 338 de Mahoma y se convirtieron a la verdad dionisiaca, que se sobreentiende era su propia verdad; es decir: la verdad del dios Dioniso-Baco en la que creía Aadil-Ben-Migaeliz. Tiene que ser «Ben» y no «Bin», porque significa «hijo». Si lo escribió en el siglo XIII, después de que se hubiera abolido la religión báquica, no tiene sentido que Sájar y Aligmá se convirtieran a ella.
Corrigió muy rápidamente Emilio:
—Vamos a ver, hombre, todavía no te has enterado bien. Es que cuando te estaba explicando me cortaste. Te estaba diciendo que se mezclan tres cosas: El siglo X, el siglo XIII y el siglo XX. En el siglo X, se escribe el verdadero pergamino original en latín, en el que se notifica que Sájar y Aligmá dan todo a la bodega del dios Baco y se convierten del Islam a la religión del vino. ¿Hasta aquí está claro?
—Sí, sí, continúa.
—Por otros escritos del trabajo de Clara, concluimos que la religión del dios Baco la terminó Salb-Ben-Zait-Zamaliel que era hijo del que está enterrado en la bodega: Zait-Zamaliel a secas; lo que pasa es que de esto no tenemos fechas exactas aunque podemos concluir que si Zait-Zamaliel murió en en año 1060, es decir, casi a final del siglo XI como mucho, su hijo acabó con Baco y se convirtió al cristianismo al final del siglo XI, o más bien, a principios del XII. ¿Hasta aquí lo tienes claro?
—Sí, sí, Si me pierdo ya te lo diré. Continúa.
—Aunque, por así decirlo, el sumo sacerdote del dios Baco se convirtiera al Cristianismo, la religión del vino siguió, ya que una religión cualquiera, que se haya extendido, cuando está incrustada en la mente de los hombres es casi imposible abolirla; y, aunque sea clandestina, perdura durante muchos siglos; o para siempre, no se sabe... Yo creo que ese Aadil-Bin-Migaeliz fue un confeso de Baco, de los que había perdurado, que poseía la documentación de la bodega y tradujo al leonés ese pergamino original referido a Sájar y Aligmá para seguir propagando sus convicciones.
Inquisitivo Damián, preguntaba al mismo tiempo que iba concluyendo:
—Pero, si Aadil-Bin-Migaeliz..., dices tú..., que tenía la documentación de la bodega, ¿cómo es posible que Salb-Ben-Zait-Zamaliel se convirtiera, y después, se perdiera casi toda la religión? Bueno, toda, porque no ha llegado a nuestros días... Emilio desesperaba en su docencia:
—«¡Me cagüen diez!». No sé qué mente de historiador tienes. ¡Atiende!: Salb-Ben-Zait-Zamaliel era el descendiente de todos los que aparecen en las escrituras, que no es el mismo que aparece como el primero de la dinastía de la bodega, el visionario: Zait-Yamal-Zamaliel. ¡Es que como los nombres son tan parecidos!... Por otra parte, el del sepulcro, era Zait-Zamaliel a secas. El último, por tanto, fue Salb-Ben-Zait-Zamaliel, y naturalmente, era el propietario de todo, que cuando se convierte al cristianismo, se cambia el nombre y se llama Arias-Didata. ¿Tú concibes que, porque él se convirtiera al Cristianismo y abandonara a Baco, ya lo iban a seguir absolutamente todos los confesos de la religión del vino? Lo que debió de ocurrir a todos los confesos fue que, ante la ruina espiritual, tratarían de preservar de cualquier calamidad los escritos, hasta que en el siglo XIII, ese Aadil, que significa «el justo», descendiente de báquicos, escribió ese pergamino.
—¡Vaya oscuridad! —intentaba Damián esgrimir algún argumento, que no encontraba, para zancadillear a Emilio.
Emilio concluyó resolviendo:
—¡Pero, hombre...! Si tuviéramos todo claro, ¿para qué querríamos a los investigadores de historia?
—Desde luego, es coherente —interrumpió Damián y abultó los labios.
—Y hace pocos años, más o menos en el l940, ese abogado de Honorino y Domitila echa mano de este escrito para demostrar que les pertenece una fortuna agrícola mucho más grande de lo que habían comprado al tal Ceferino. Lo que ocurre es que no tenemos datos del resto de la historia desde el siglo XIII hasta Ceferino.
—Está clarísimo —se satisfizo Damián tirándose hacia atrás en la silla. Continuó Emilio:
—Por eso te decía que tenemos que enterarnos de algunos datos y nos es imprescindible la ayuda de Clara.
Damián seguía erre que erre:
—Pero nosotros podemos reconstruir toda la genealogía de la bodega sin ayuda de nadie.
—Claro que sí. Pero eso no es difícil ya que está bien explicada en los escritos de ese abogado. Sólo hacen falta papel y lápiz; y leer dos o tres veces los escritos, porque, desde luego, sí es cierto que están un poco enrevesados.
—Vamos a leerlos otra vez —interrumpió Damián.
—Venga, apunta —dijo Emilio.
Damián leía después de haber asimilado las enseñanzas, y en pocos minutos reconstruyó un esquema:
Zait-Yamal-Zamaliel (El visionario: Señor-Bello-Zamaliel).
Hermógenes (Nacido de Mercurio. No encuentro ninguna relación; simplemente es un nombre griego).
Heliodoro (Regalo del Sol)
Dorodionoteo (Regalo del dios Dionisio)
Zait-Zamaliel (El Señor Zamaliel. El del sepulcro de la bodega)
Salb-Ben-Zait-Zamaliel (El Duro-Hijo del-Señor-Zamaliel, que se convierte al Cristianismo y pasó a llamarse Arias-Didata)
Cuando terminaba de escribir esto, Damián se dejó escapar:
—Lo que está clarísimo es que el abogado de Honorino y Domitila, lo que andaba buscando, no era la pintura, que es lo que a mí más me interesa.
Emilio soltó una mentirijilla:
—A mí, lo que más me interesa es el aspecto lingüístico: observa qué interesante es esto —y leía mentalmente arrastrando el dedo por el escrito—, bueno, total, que, cuando Sájar y Aligmá abandonaron el Islam y se convirtieron a Baco, comían carne de muharram, o sea, de cerdo, igual que los cristianos. Los islámicos los insultaban llamándoles «krd» con tres consonantes. ¡Es curiosísimo!, porque en árabe, esas tres consonantes seguidas, lo mismo significaban «mono» que «cerdo», y por lo que se deduce, también significaban «cordero». Por lo tanto esa raíz «krd» era un denominador común para designar a todos los animales. Y es más: ¿Tú no has oído decir que, cuando uno está borracho, deja de ser hombre y pasa a ser mono en la primera fase de la borrachera, para luego dejar de ser mono y entrar en la fase de cerdo? ¿A ti no te dice nada que a la borrachera se le llame «kurda», o lo que es lo mismo: «krd-a», donde son fundamentales esas tres consonantes? Por otra parte, ¿no ves relación entre borrachera y «borraecus», que es lo mismo que borrego; y con «borraquia», que es lo mismo que borrega? En realidad, se llamaba «borrachia» a la borreguilla recién nacida que todavía se tambaleaba al andar como un beodo. ¿Y cuerda, que es lo mismo que «korda» o «krd-a», que es con lo que se ata a los «kordarios» que pasaría a decirse «kordairos» o corderos en el prado cuando pastan? Esto es una metonimia semejante a la que se dice cuando alguien cuenta que se ha comido un plato, que no es que se coma el plato sino que se come lo que está muy cerca del plato. Es que la metonimia y la metáfora han sido imprescindibles para la formación de la lengua, lo que pasa es que con el tiempo nos olvidamos de ellas; y las palabras, con el uso, llegan a resultar tan vulgares porque parece que han existido desde siempre. Desde luego, estas palabras no tienen nada que ver con las palabras latinas «agnus», «porcus» o «asinus». Fíjate también en que lo que comía el burro era el «krd», o lo que es lo mismo, el «kard», que no es ni más ni menos que el cardo, el cardo borriquero. Con lo que te decía antes —sonreía Emilio reiterativo—, ¿no intuyes alguna relación con que a la borrachera se le llame «mona», al mismo tiempo que esta palabra la usa mucha gente, sobre todo las mujeres, en el sentido de «belleza»? ¿No se tendría, en esa civilización perdida, el concepto de que la máxima belleza de la mente humana se obtendría en el éxtasis dionisiaco? Lo que siempre ha ocurrido es que un bebedor tiene el mono en la interfase de sus alucinaciones etílicas, y ese concepto ahora se usa referido a otro tipo de drogadictos más severos. Como ves, tenemos para perdernos, porque la historia del hombre no es nada si no entendemos la historia de su lengua, ya que, si no sabemos cómo se hablaba, queda reducida a cuatro huesos y cuatro utensilios; por eso, la historia es más fiable, aunque todavía no del todo, desde que existen cintas magnetofónicas además de los escritos y de los esqueletos, porque podemos registrar los sonidos de las palabras. Yo empecé a investigar los distintos gritos con los que se llama a los animales y me encontré con cosas curiosísimas con las que se pueden emparentar las distintas familias lingüísticas. Este fenómeno lingüístico es el vestigio más primitivo de nuestra lengua y el más auténtico. Esos gritos son los más resistentes al cambio, mucho más que los topónimos, de los que siempre se ha creído que eran las palabras más reacias a la evolución de sus sonidos. Berrar, Berrear y Becerro, están relacionadas con el grito «brrr» que usan los pastores para llamar a los animales de rebaños; por eso lo más oriundo nuestro son las raíces lingüísticas: «brr» y «krd». Atiende:
Emilio emitió esos dos gritos alternativamente imitando a tantos y tantos pastores a los que había grabado en su magnetofón de pilas por toda España.
Damián se quedaba atónito por momentos, pues nunca hubiera supuesto que Emilio emitiera aquellos sonidos onomatopéyicos poniendo la nariz chata, los ojos chinescos y la mano prolongando el hocico abocinado. Emilio sonreía satisfecho y siguió explicando:
—Verás, hay más, y no he empezado. Parece que a ti también te deja de interesar el lado histórico-artístico y te empieza a interesar el lingüístico-filológico-fonético: También hay que ver la relación que tienen las palabras «burro», «borro», «borra» y «borrico»; porque «borro-aecus» es lo mismo que «borrego» y «borro-achia» es lo mismo que borrega o borracha. Es decir: que un borracho es un borrego o un cerdo o un mono; en definitiva un animal, no una persona. A pesar de lo que te digo, yo no sé si sabes que el apellido Borrego, quiere decir eso: borracho. Es decir: que a alguien se le empezó a llamar por su condición constante en estado de embriaguez, y lo que empezó siendo un mote llegó a olvidarse para convertirse en nombre propio —sonreía Damián evocando al conserje, a pesar de que nadie lo ha visto ebrio jamás—. Por eso «borrachera» y «kurda» quieren decir lo mismo. Pero fíjate lo que son las cosas. El que gana las guerras es el que impone todo en la historia, hasta los insultos a las personas: los islámicos empezaron a llamar «krd» o «cerdos» que es sinónimo de «muharram» o «marranos» a los que estaban siempre «kurdas» en las bodegas, glorificando al dios Baco; y luego se volvió contra ellos el insulto cuando fueron perdiendo las guerras. Como los cristianos fueron los ganadores absolutos, llamaron a todos, marranos o kerdos, que es lo mismo que cerdos, kurdas y kurdos, burros, borros, borricos que es lo mismo que borregos, borrachos; y algunas de estas palabras todavía perduran como insultos. ¿Tú no has oído decir: «Lo que tiran los cristianos, lo apañan los marranos»? Vamos a tener que investigar la historia de los motes en los pueblos —recordaba su infancia—, que yo creo muy unida a la historia de las personas, porque ya vienen desde el tiempo de los romanos y aún de antes. Desde luego, los motes latinos son los más jocosos, mucho más que los árabes o los visigodos, en los que no destaca lo festivo sino lo estético.
Damián se apaciguó al creer que a Emilio sólo le interesaban las palabras y sus florituras filológicas, semánticas o fonéticas, haciéndose un mundo en su intencionalidad de buscar El Baco y los pergaminos originales que había traducido el presunto abogado de Honorino el Viejo; asimismo dejó bien sentado que no trataría el asunto con Clara ni con Leo, pues deseaba para sí, con fruición desmedida, la originalidad del hallazgo.
Emilio, del mismo modo, se instaló en el convencimiento de haber engañado a Damián acerca de sus pretensiones: la historia y el arte, para él, quedaban relegados a un segundo plano, y así, lo único que podría investigarse sería un aspecto de la historia de la lengua a través del trabajo de Clara, y por lo tanto, le dejaría el camino abierto sin interumpirle la búsqueda de El Baco. También pensaba que, con estas cosas, últimamente se estaba ablandando y no debería olvidar los desprecios que Damián y sus compañeros de bando le habían proporcionado sin venir a cuento. Se había deslizado —y este era el hilo que había dejado un poco suelto— al proponerle a Damián que podrían llevar a cabo la investigación trabajando juntos; por lo que cambió el rumbo de su propósito, concluyendo que una buena fecha para comenzarla en solitario serían las vacaciones de la Semana Blanca que se avecinaba.
Is that a steemit lecture class?
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No. It is a novel, finalist of the Planet Award 1993, which disputed the award to Mario Vargas Llosa. A Spanish teacher in Sweden had this book as a basis for teaching Spanish. If any "steemian" wants to consult any linguistic doubt and I know how to solve it, I will solve it with pleasure. regards
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