Pensé que lo de llorar era una exageración, pero cuando vi al maestro Luke Grande visitar nuestra ciudad a entrenar a un grupo de personas, (atletas y alumnos), como un padre, entendí; que la familia Chung Do Kwan en la hipérbole del festejo, aumentaba en mí el volumen, porque pensé que, en cada uno de ellos, en la distancia, los brazos aún siguen extendidos en la fidelidad.
La familia Chung Do Kwan, donde crecí, donde mis manos secaron mis lágrimas, donde los abrazos trasmitieron la emoción; confieso que ese día; en mi mente llegaron miles de recuerdos, en el que también se atravesó el futuro. Pero más que todo eso, expreso que sigo pensando en la familia de la Ola Azul, extrañando el básico, las formas, las técnicas de combates, a mis compañeros de prácticas.
El acto de nacer; es la grandeza del misterio de crear, de ser creados y de construir en la crianza. Es lo que entiendo cuando aprendí el Chung Do Kwan por mis instructores, crecí, aprendí, pero me falta multiplicar las enseñanzas, es un ciclo que necesito hacer.
Con el Chung Do Kwan maestro Luke, caminé por la vida con miedo y coraje, anduve sin prejuicios ni sombras; con una sola misión; practicar hasta que pueda meditar sin distraerme, incluso, hasta lograr ver y sentir nada, más que mi propia energía.
Maestro Luke, que la distancia no perturbe los propósitos a lograr, para que la trascendencia nos lleve a dónde quiera, y así los sueños vivirán para hacernos felices. Nosotros tus hijos de la Escuela de la Ola Azul, nos podamos abrazar con la fe inquebrantable que celebra el éxito de los 50 aniversario del Chung Do Kwan en Venezuela.
Brindo a tu salud maestro Luke Grande. Abrazos fraternos a la familia Chung Do Kwan.
Escrito por Jhon A. Romero.-
Fotos: Tae Kwon Do Chung Do Kwan / Fundación Luke Grande