El país de los nidos vacíos.

in spanish •  5 years ago 

Este escrito abierto surgió de una impetuosa necesidad de poder expresar lo que la diaspora venezolana estaba causando en mí, una crítica a los "villanos" de esta historia, un canto de esperanza para los que sufrimos en silencio.

El país de los nidos vacíos

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Aves que dejan el nido vacío, un ciclo natural que cuenta con millones de años; cuando llega el momento cumbre los polluelos en un acto de inspiración comienzan a batir sus alas al mismo tiempo que sienten el viento entre ellas para finalmente dar lo que me gusta llamar “el salto de fe”. Un salto de fe donde solo el instinto les asegura que podrán alzar vuelo, el mismo instinto que en un principio los llevó a dejar el nido vacío.

Hoy mi país se ha convertido en el país de los nidos vacíos, como un bosque próspero y vivo consumido por un voraz incendio, los arboles de mi país se encuentran inhóspitos, sin nidos y sin aves, un bosque austero y frío que en otrora vibrante y lleno de vitalidad era; hoy las aves ya no cantan, irónicamente solo se oyen algunos chillidos que solo evocan tristeza y melancolía pues anhelan a sus antiguos vecinos y la alegría que todos juntos propagaban.

Como un polluelo abandonando el nido, muchos venezolanos, y entre ellos incluyo familiares y amigos, han tenido que dar sus propios saltos de fe, intentando alzar el vuelo en busca de un horizonte mejor donde puedan anidar de forma segura. Para muchos el nido ya no les resultaba seguro pues estaba plagado de suciedad y miseria además constantes calvarios que los acechaban cual depredadores, por eso y más muchos decidieron dar el salto de fe, una frase que me parece adecuada para describir la situación pues solo la fe los mantiene en vuelo, fe de poder asegurar un mejor futuro para ellos y sus seres queridos, fe de que un día podrán retornar a su país para ocupar sus nidos, fe de que este incendio aplacará sus llamas hasta extinguirse y de las cenizas renacerán las plantas, los árboles y el bosque que nos han talado con sus hachas de soberbia y con sus cierras de despotismo.

En el vuelo esas aves que surcan los cielos de distintos continentes no se encuentran a salvo, esto lo afirmo con la mayor contundencia que me es posible pues he conocido testimonios preocupantes que dejan en evidencia lo frágil de su situación, es que no es fácil luchar con la incertidumbre que los carcome a causa de la inestabilidad laboral por la que atraviesan unos mientras que otros poco a poco van atenuando su luces al estar tan lejos de sus familiares, eso les resulta sumamente duro; para muchos el exilio no ha resultado ni remotamente lo que podían esperar y solo desean poder retornar a su hogar y a su antigua vida junto a sus familiares.

Para los que nos quedamos la vida tampoco ha sido fácil, el silencio en ocasiones resulta abrumador, y es que se requiere mucho temple para lidiar con la austeridad de un país que en silencio sufre la partida de sus aves. Tanto esfuerzo por seguir en pie genera cansancio, día a día recibes una bofetada al darte cuenta que muchos ya no están y que no sabes cuándo volverás a verlos, pero no todo es gris, aún hay chispas de colores que iluminan los senderos de quienes nos quedamos y batallamos día con día contra la desolación y ese panorama gris que muchos se empeñan en imponer, nos mueve la fe, la esperanza y ese carácter propio del venezolano y solo avistamos en el horizonte ese destello lejano que ya conocemos, el destello de un sol naciente que trae consigo un nuevo día, y con él, el canto melifluo de todas sus aves.

El país de los nidos vacíos
José G. Benavente.

Con este texto participe en un concurso literario que tenía como tema principal, la diaspora venezolana, y aunque no gané me sentí feliz de poder plasmar eso que me carcomía dentro de mí. Espero que puedan disfrutarlo y una vez más, gracias por leerme.

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Hola, @josebenavente. Me gustó mucho este texto. Comienzo a seguir tus letras.

Saludos desde el nido. Te abrazo en el vuelo.

Hola @entrelibros. Me contenta mucho saber que te haya gustado! Un fuerte abrazo y las mejores vibras también desde el nido.