¿Conoces la historia del Hombre Productivo que se encuentra al Hombre Relajado acostado en una hamaca a las 11 de la mañana?
Le pregunta: “¿Cómo es posible que estés acostado con tanto que puedes hacer?”
“¿A qué te refieres?”, le contesta el otro, suprimiendo un bostezo.
“A que, por ejemplo, podrías estar trabajando en tu negocio”, dice el Hombre Productivo, bastante seguro de sí.
“Y, ¿para qué?”
“¿Cómo para qué?”, le responde incrédulo. “Para que tuvieras más clientes, vendieras más y ganaras más dinero”.
“¿Y eso para qué?”
“Es obvio, así dentro de algún tiempo, años quizás, serías un hombre rico.”
“¿Y eso ¿para qué?”, insiste el Hombre Relajado.
“Hombre, muy claro: así serás dueño de tu tiempo y podrás hacer lo que quieras”.
“¿Como tomarme un descanso a las 11 am y tirarme en la hamaca...?”, le contesta finalmente con un guiño.