Aún no me creo que ya ha pasado un año desde la última vez que te vi, que escuche tu dulce risa, no se como ignorar estos pensamientos cada noche que me llevan a recordarte, inicio el mes que más odio y que más amo, noviembre, se supone que vienen las fiestas y los caprichos, donde estarás esperando para cumplirlos, se me hace imposible concentrarme en este lugar, extraño tus cartas después 1 al 10, ya nadie escribe para mi cuando estoy desesperado por salirme de mi propia piel, la depresión va en aumento, voy dejando gotas de sangre y sudor para la muerte como las migajas de pan que tirabas a más palomas del colon, recuerdas eran tardes eternas, te diviertes como las niñas.
Noviembre maldito final, por que nace y rompe mi corazón.
Siéntate por favor déjame terminar hoy no puedo desvelarme pero tengo tanto que contarte mejor amiga, compre esos calecetines de dedos y los deje en la parada de autobús camino a ningún destino conocido, me paré frente al mar a tomarme un sorbo de café deje el otro debajo de una ropa para que nadie te lo coja, me senté hablar con un estaño en la plaza, le conté sobre mi y sobre ti, me habló sobre sus delirios o romances no se como llamarles, camine por nuestra calle, mire cada detalle y ha cambiado el color las casas, las tiendas, los rostros no son los de entonces, un largo año de haber caminado de tu mano. Fui a tomar una copa de vino y la solté a la mitad recordé que odias ese Carlos Rose, así que salí del bar y tome el primer bus con destino alguna parte que se, llegue a casa cené y te deje parte de la cena en la nevera por si llegar con una nota y necesitamos la otra, nunca se que esperar de ti.
Desearía pedirte que te quedarás pero debo dejarte descansar pues por eso te fuiste. Mejor amiga necesito dejarte ir.