Saludos desde el amanecer hasta el anochecer a todos los distinguidos lectores de Steemit y mucha felicidad para todos. En este post haré una breve exposición acerca de una cualidad muy particular de las palabras habladas, escritas y pensadas que en esta sociedad mayormente pragmática es generalmente desconocido. Espero sea de buena utilidad para todos ustedes.
A través de muchas culturas y el folklore ancestral de distintas regiones del mundo siempre se ha creído en la existencia de magos, brujos y hechiceros. Calabozos y Dragones, Épocas Medievales, tradiciones chamánicas de Norte, Centro y Sur América, culturas orientales, griegas y posturas teológicas de diversas religiones como la judeo-cristiana han puesto de manifiesto este hecho mediante prácticas y rituales capaces de realizar encantamientos, producir sanaciones y declarar profecías a través del simple uso del verbo acompañado de alguna intención.
Quesalid, one hopes Fuente
Palabras de bendición y maldición, o lo que comúnmente llamamos buenas palabras o malas palabras, elogios, piropos, groserías o insultos, han sido siempre utilizadas en un ámbito global lo que posiciona a la raza humana, quien es la única en poseer un aparato fonador y sistemas neuro-lingüísticos complejos y estructurados capaces de generar un sin número de expresiones, en una calidad de encantadores por medio de ella. Y esto es totalmente cierto.
En las sagradas Escrituras el Maestro Jesús dio un claro ejemplo de esto en el pasaje acerca de “la maldición de la higuera que no daba frutos”, donde se cuenta que luego de haber sido maldita por el mismo esta planta se secó completamente. Así mismo el libro del génesis relata el proceso de la creación a partir del “Verbo”.
Don Miguel Ruiz, autor mexicano de textos espiritualistas y chamánicos, en su obra “Los Cuatro Acuerdos” fundamentada en la sabiduría de los Toltecas menciona de manera muy descriptiva este fenómeno de encantamiento al afirmar el poder creativo que tienen las palabras al ser emitidas, afirmando que la mente humana es una especie de tierra fértil dónde las palabras hacen eco y esto es posible. Una simple forma de comprobación se da mediante un proceso utilizado en psicología y educación llamado programación neuro-lingüística o PNL, creado por Richard Bandler y John Grinder, donde el individuo es capaz de creer y por tanto de generar una realidad, mediante procesos mentales de sinápsis neuronales específicas en el cerebro, generadas por la acción repetitiva de alguna premisa. También podemos obtener evidencia directa de este fenómeno mediante la observación de hechos históricos de manipulación de masas por sistemas económicos, políticos y religiosos a través de las palabras, por ejemplo.
Don Miguel Ruiz Fuente
La palabra, bien sea escrita, hablada o pensada es la herramienta más poderosa que posee el ser humano, podríamos equipararla con la vara mágica que utilizan los magos y hechiceros; ellas pueden encantar; bendecir o maldecir, ya que generan ideas y conceptos en el individuo receptor acerca de su entorno y de sí mismos y como mencioné en el post anterior “El Hombre Espejo”, la mente humana a través del pensamiento es capaz de transformar la realidad y esto incluye a nuestros cuerpos biológicos mediante una transformación y reagrupación atómica, por lo tanto también molecular.
Masarú Emoto, autor japonés, mediante premisas muy polémicas afirmó que las palabras, oraciones, sonidos y pensamientos dirigidos hacia el agua son capaces de influir sobre la forma estética de los cristales de hielo. Según Emoto, la apariencia de los cristales depende de si las palabras o pensamientos son positivos o negativos, ya que existe una relación entre la intención que se infunde al agua y las formas que toma . Imprimir emociones positivas crea cristales hermosos y simétricos, mientras que una intención contraria o la contaminación del agua genera moléculas poco ordenadas. Esto fue demostrado mediante un interesante experimento donde Emoto utilizó varias técnicas para demostrar la reagrupación molecular del agua. Por una parte varios monjes budistas emitieron mantras y oraciones sobre varias muestras del líquido, además de colocar palabras como “amor”, “gracias” y “sabiduría” entre muchas otras en diferentes envases que contenían agua destilada, incluso fueron expuestas a varios sonidos musicales y canciones. Posteriormente cada muestra fue congelada. Al ser observadas en un microscopio se encontró que cada cristal adoptó una forma coherente con el estímulo que recibía. Interesante no?
Diferentes formas en cristales de hielo Fuente
Ahora, considerando que nuestros cuerpos están compuestos de aproximadamente un 70% de agua y que nuestras mentes son un campo fértil donde las palabras pueden germinar de un modo determinado, imagina lo que el poder de los vocablos que resuenan en el entorno, además de aquellas que nos auto-profetizamos, pueden imprimir en nuestros cuerpos físicos y emocionales.
Y como dicen en mi tierra: “A palabras necias, oídos sordos” …