Viaja sólo quien sabe irse

Si hay algo que aprendí la primera vez que dejé mi país de origen por un periodo prolongado fue que viajar no es lo mismo que desplazarse. Y es que moverte de una geografía a otra no te garantiza en realidad la experiencia del viaje: el viaje implica además, en misma medida, dejarte caer dentro de ti y hacer de lo desconocido tu arraigo

El cambio de geografía

Hoy estoy convencida de que el viaje es una forma de vida que trasciende el propio hecho de desplazarse. El principio básico de todo viaje exige el movimiento de un lugar a otro ―un cambio más o menos radical de ubicación―, pero lo que muchos no saben es que existe una cartografía física y otra emocional. No puede haber viaje si no hay movimiento emocional, si tu mirada (ya no sólo tu paisaje) no cambia.
Nadie puede preciarse de haber viajado si durante su recorrido no descubrió lugares inexplorados de sí mismo, si no tuvo sobresaltos importantes en esos parajes.

El desarraigo crónico

La primera elección que hace cualquier viajero no es un destino, sino sus renuncias. El que hizo del viaje su estilo de vida no tiene derecho a una cotidianidad, a un domicilio estable, a una identidad única, a sentirse en casa, a un equipaje lleno de “por si acaso”. Sin embargo, gana la transformación voluntaria, un lugar en la periferia, el privilegio de escribir con su propio cuerpo su historia.
Ahora bien, el viajero no resiente nada lo que ha dejado porque sabe que lleva consigo todo lo necesario: sí mismo y sus sueños.

El sentimiento de la partida

Todo viaje comienza antes de la puesta en marcha: al que viaja lo acompaña siempre el impulso de partir de pronto, casi sin saber a dónde. Se regodea en la idea de no poder ser imaginado en algún sitio, de no poder ser alcanzado por los pensamientos de los demás. Se reconoce en cielos desconocidos y sabe que pertenece a los sitios en los que nunca ha estado.

Los que hemos emprendido un viaje sabemos que:

• No hay retorno posible
• No hay un “sentirse en casa”
• No hay patrias en las que refugiarse ni banderas con las que arroparse
• El hogar es un estado de ánimo
• A pesar de todo, viajar es un descanso para la razón.

Nos encontramos en el camino…