El síndrome del nido vació se da cuando la casa va quedando sola o queda en su totalidad sola, bien sea porque los hijos se van en diferentes circunstancias; porque logran la meta de graduarse y obtienen un buen empleo que les permite salir de casa de sus padres o porque consiguieron como parte de sus metas casarse y formar una nueva familia. Esto es parte del ciclo natural de los seres humanos, estamos bajo la cobertura de nuestros padres, porque son ellos los garantes de cuidarnos y darnos una educación hasta que alcancemos el objetivo.
Ahora bien, si bien es natural que nosotros como hijos dejemos nuestro "NIDO" para volar alto y poner en práctica ese conjunto de valores que nos enseñaron en casa; la situación es diferente cuando "ABANDONAR EL NIDO" es parte de una huida forzada producto de la mala situación por la que atraviesa nuestra nación. No es lo mismo salir del país por unos meses e incluso años como parte de un proyecto de estudio; a salir de manera casi que improvisada a emprender una nueva vida en otras tierras.
Cuando ya ese nido se queda vacío es cuando los padres comienzan a preguntarse ¿Para qué yo estoy aquí? y caen en profunda depresión por no saber manejar la situación, ya que aunque los avances tecnológicos cada día son mayores, no todos tienen acceso a ellos y la comunicación se vuelve más difícil.
La Unión familiar es muy importante en ese caso, el apoyo de quienes se quedan es fundamental, sabemos que muchas personas prefieren estar solos en momentos de tristeza porque no a todos nos gusta que nos vean llorar. Pero las reuniones familiares para recordar buenos momentos y no solo para hablar de la mala situación ayudaran a mitigar ese dolor y esa perdida, que aunque se sabe que esa persona o esas personas no están en otro plano terrenal sino que al contrario están en un lugar donde tiene más oportunidades, no mitiga el dolor y la frustración de no tenerlos a nuestro lado.
En nuestro país lamentablemente no existen organizaciones que ayuden a superar ese tipo de síndrome y aunque sentimos que el dolor pasara con el tiempo, en algunos caso la depresión nunca desaparece y la persona cada día se aísla más al punto de llegar a pensar en el suicidio, como ha ocurrido recientemente en algunas zonas del Estado Mérida. Es inquietante pensar que un abuelo al no tener a sus nietos cerca o una madre que ya no tiene a sus hijos piense en quitarse la vida, pero si ha pasado y no es una historia sacada de ciencia ficción.