Historia de mi autoría: Mendacidad Celestial. Celebrando el día internacional del Libro.steemCreated with Sketch.

in spanish •  6 years ago  (edited)

¡Buenos días Steemers!

Como les comenté en mi primer post: "IntroduceYourSelf", soy amante de la escritura. Así que aquí les postearé material de mi autoría, algo viejo, pero veamos que les parece. Aprovechando además que tal día como hoy (23 de abril) es un día simbólico para la literatura mundial ya que este día en 1616 fallecieron Cervantes, Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega. El día de hoy se celebra el día Mundial del libro.

Bueno, sin mas preámbulo les dejo acontinuación mi historia:


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Capítulo 1
Destellos de deseo
» Todo Ángel guardián conoce el día de su muerte. «

Me encuentro una vez más en las calles tristes y transitadas de la capital, una monotonía prácticamente interminable. Los titulares de la prensa son los mismos, gobiernos corruptos, asesinatos, deportes y las mismas cosas sin importancia que conllevan a la fama. Mi mundo es prácticamente gris, pues día a día es opacado por toda esta inmundicia llamada “civilización”. Todo a mí alrededor es insignificante, me siento tan solo y vacío…

Este mundo me parece repugnante pero a pesar de eso, no siento ningún tipo de odio hacia él, ni a sus habitantes. Pienso que las personas son solo fieles seguidores a estereotipos y son capaces de hacer cualquier cosa para encajar en ellos. Actores de primera clase, expertos en protagonizar todo tipo de escenas para ser bien vistos por la sociedad. Sin duda alguna no encajo en ese tipo de costumbres, soy diferente, no tolero la falsedad.

Algunas veces me pongo a pensar y llego a la conclusión que tal vez soy yo el del problema. Quizás sea mi forma de ver las cosas, o tal vez solo carezco de ese sentimiento al que muchos llaman amor. ¿Realmente existe, o solo estoy atado a este mundo para descubrir su inexistencia?

Soy una persona bastante joven, quizás aún no he vivido lo suficiente para encontrar esas respuestas o tan solo soy ese sujeto que se hace el ciego para no decepcionarse de la vida. Sinceramente dudo que las cosas vayan a cambiar, estos cortos 16 años de existencia me han demostrado la contaminación del mundo y me han llevado a perder fe en la humanidad.

Cansado de lo mismo doy acción a una idea descabellada que pasa por mi mente en este momento; no tengo motivos para continuar con esta absurda vida. Con un arma cargada cuyo lugar de origen no recuerdo, subo a la azotea de un edificio abandonado. Suspiro, pongo la punta del revolver en mi cabeza y mientras miro al cielo comienzo a correr la cuenta regresiva…

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3…2… 1…. BANG!!

¿Estoy muerto?

No sé cómo, pero aún sigo vivo. No siento dolor, no hay sangre, no hay balas. Aguarda… ¿dónde está el arma? Me doy vuelta hacia atrás en búsqueda de respuestas cuando de pronto mis ojos negros se ciegan tras un gran destello de luz. Me cuesta tiempo adaptarme al intenso resplandor, pero cuando por fin lo logro, observo a un ser mágico que se elevaba del piso con dos enormes alas repletas de plumas blancas. Su vestimenta es dorada, apuesto a que es de oro, piel de tez blanca, ojos de color miel que denotan una gran pureza, nariz perfilada y unos labios rosas que perfeccionan aún más su bello y delicado rostro, y ni hablar de ese largo y hermoso cabello que casi llega al final de su espalda. Según lo que observo en ese momento, me atrevo a decir que estoy ante la presencia de un Ángel.

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En sus manos sostiene el arma con la que intenté suicidarme, ¿acaso me ha salvado, o tan solo quiere seguir viéndome sufrir en este mundo? A pesar de tantas preguntas en mi cabeza, no digo absolutamente nada. Su grandeza silencia fuertemente mi inquieta lengua.

Con su mirada fija en la mía comenzó hablar. Ante mí se encontraba Emeliah, mi ángel guardián. Sus palabras denotan enojo y su charla tediosa parece ser interminable. Palabra tras palabra me da a entender que lo que trate de hacer fue una idea estúpida, la solución más fácil a un simple problema temporal; y tiene toda la razón fue algo estúpido, apenado acepto sus consejos, y le prometo cambiar. Concentro fuertemente mis pensamientos para trazar nuevas metas, estoy decido a agregarle color a mi vida y tal vez, siendo un poco ambicioso, darle otra imagen al mundo.

Pensé que Emeliah solo había venido para darme esa lección, pero estaba equivocado, pues dijo que había llegado para quedarse un buen rato. Se convertiría en mi protectora y estaría cerca de mí a cada momento, al parecer tenía muchas cosas que enseñarme.

Así fue como sucedió, en cada una de sus lecciones fui creciendo poco a poco como persona, aprendí a apreciar a los niños, a entender a los adultos y ayudar a las ancianos, la vida no era tan complicada después de todo, tan solo bastaba verla de otro modo.

Fui perdiendo miedo a las cosas desconocidas, pues Emeliah ahora estaba conmigo. Cada rato me volvía más ambicioso por entender el mundo, me gustaba aprender, enseñar, y ayudar. Sentía felicidad, cosa que había olvidado o que quizás nunca viví. Estaba sumamente agradecido con mi ángel pues desde su llegada mi vida cambió.

Mis sentimientos y virtudes se expandían a medida que transcurría el tiempo, era todo un amante de la naturaleza, de la vida... Mi sonrisa era prácticamente imborrable. Durante el día me hacía sabio y en las noches me divertía componiendo los más hermosos versos de nuestras travesías; a ella parecían encantarle, pues verso tras verso sus ojos brillaban de asombro y alegría, e insaciable siempre pedía más. Así continuaba la noche, hasta que era dominado por el cansancio y me dormía profundamente, pero con muchas ganas de despertar y vivir otro día increíble al lado Emeliah.

Cuando miraba a sus ojos me perdía en su universo, no sé cómo explicarlo, con tan solo verle la magia de su mirada me transportaba a un mundo increíble. Adoraba observarla y perderme en su mirada, me hace sentir fuerte y que todo lo puedo. Por todo eso y muchas razones hacía todo lo posible por hacerla sentir a gusto en este mundo. Sin pensarlo, creaba cosas de las nada, trucos de magia, chistes y todo tipo de idioteces para robarle su linda sonrisa. Tan solo quería retribuirle de algún modo lo que ha hecho por mí. Sé que nunca será suficiente pero hago lo posible para hacerla feliz.

Pasaron días, meses, años, y Emeliah me acompañó a cada rincón al que fui. Estuvo conmigo en cada triunfo y en cada derrota, tanto en las buenas como en las malas, ella nunca se apartó de mí. Su grandeza era inigualable, pero ahora yo no tenía nada que envidiar, pues gracias a toda su enseñanza yo me encontraba casi a su nivel, mi corazón era puro. Pasé de ser el chico resignado sin ganas de vivir, al sujeto luchador y lleno de vida que nunca se rinde.

Por otro lado el sentimiento de respeto y admiración que nació al verla poco a poco se fue transformando en algo más: Amor, amor que esta vez descontrolaba mi inquieta lengua, y transformaba tontas palabras en las más románticas frases para ella, hasta el punto de hacer sonrojar esos lindos pómulos que tanto me gustaban.

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Llego el día estaba decido a hacerlo, y mientras me encuentro en la cima de una pequeña colina, la veo acercarse a mí. Con lágrimas en sus ojos me dió aquella triste noticia, noticia que marcó mi vida para siempre. Me dijo que iba a morir.

La noticia no fue del todo mala, curiosamente me explicó que cuando un Ángel muere, no muere en todo sentido de la palabra, pues su cuerpo mágico y todopoderoso tan solo pierde sus alas, y cae desde el cielo hacia la tierra. En su trayecto pierde todo tipo de recuerdos y va haciéndose cada vez más joven, más pequeño, hasta pasar a ser un diminuto embrión que se deposita en el vientre de una chica, que ahora será una madre, y allí crece y se desarrolla hasta convertirse en su futuro hijo.

Tras oír esto no supe cómo reaccionar, pero sentí claramente como mi corazón se rompía en mil pedazos. ¿Eso era todo? ¿Me iba a quedar de brazos cruzados? No suelo ser de las personas que se rinde fácilmente, pero ¿qué podía hacer para remediar la muerte? En ese momento, me acerqué aún más ella, y todo lo que pude hacer fue abrazarla. Mientras estuvo entre mis brazos y con lágrimas en mis ojos, le confesé mi gran amor. Abrazándola aún más fuerte le juré mi amor eterno, y le dije que como a ella no amaría a ninguna jamás.

Poco a poco se fue desvaneciendo de entre mis brazos, pensé que eso iba a ser todo, pero para mi sorpresa había unas últimas palabras de su parte: Una fecha, una hora, el nombre de un hospital conocido, y el de una chica. Palabras que quedaron grabadas fuertemente en mi mente tras ver desaparecer a mi amada.

23-03-10, 9.00 am, Hospital Fleming, Vanessa Visconti

Después de repetir más de 1000 veces y marcar en cada rincón de mi casa sus palabras, sabía que no iba a ser la última vez que nos encontraríamos. Quizás ella no iba a ser aquel ser mágico que una vez conocí, pero por solo el hecho de saber que sus entrañas derivaban de aquel puro ser del que me había profundamente enamorado, bastaban para continuar el juramento de amor eterno que una vez le hice. Estaba decido a reunirme otra vez con mi amor.

Pensé una y otra vez, y me inquieta un poco el hecho de que se trataría de tan solo una niña, y que tendríamos un poco más de 20 años de diferencia en nuestras edades, pero a pesar de todo esto, mi decisión no cambió. Estaba totalmente dispuesto a conocerla, protegerla, y asegurarme que fuese feliz, pues para mí eso era lo realmente importante, y si el amor llegase nuevamente a nosotros esperaría hasta su mayoría de edad para hacerlo surgir. Mi nuevo lema se convirtió en “para el amor no hay edades y si estamos destinados a estar juntos, el destino se encargará de nosotros pase lo que pase”


23 de Marzo del 2010, por fin llegó el día.

Tomé las llaves de mi auto, y con una hora de anticipación me dirigí al hospital. Como ya me había preparado para el evento, tenía un excelente disfraz de médico para la ocasión y ni contar la experiencia que gane al leer más de 7 libros de técnicas para recibir partos, claro esto solo en caso de emergencias.

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Al estar en el lugar revisé cada una de las habitaciones y para mi decepción no había ninguna Vanessa Visconti en todo el recinto, es más, no había ninguna embarazada. Tristemente con mi mirada hacia al suelo lamentaba lo ocurrido, realmente me había ilusionado. Paso a paso fui saliendo de las puertas del Hospital Fleming.


Son las 8.50 AM.

Montado en mi automóvil y listo para arrancar soy embestido con gran fuerza en la parte trasera de mi coche. La ira se apoderó de mí, quizás para desahogar un poco mis tristes sentimientos. Abro la puerta con rudeza, y me bajo con ganas de armar un gran lío.

Al observar el otro coche, vi que se encontraba a bordo una chica, al parecer aturdida, y obviamente estaba embarazada, de al menos unos 7 meses, aunque de momento, y debido a la explosión de adrenalina que tuve, no hice mucho énfasis en eso. La cargue como pude, aparentemente con una fuerza sobrehumana y la trasladé rápidamente a la emergencia del hospital donde fue ingresada.

Poco a poco me retiro del recinto, no tenía nada más que hacer en ese lugar, irónicamente había olvidado la razón por la que había venido. Nuevamente en el estacionamiento, trato de liberar mi coche de la terrible colisión. Me dirigí hacia el auto que conducía la chica para hacerlo retroceder y por fin salir del lugar, cuando de pronto al estar dentro, noto un carnet de identificación: Vanessa Vinconti. Sin perder ni un segundo de tiempo miro mi reloj: 8.58 AM y corro a toda prisa nuevamente al hospital.

Una vez dentro pregunto a la enfermera el lugar donde se encuentra Vanessa, y nuevamente salgo a correr para por fin dirigirme al encuentro. No puedo creerlo, realmente está sucediendo, mi amor está en camino.

Fuertemente abro las puertas de la sala de parto como si de un Dios me tratase. Casi todos los médicos me miran, excepto uno, que dirigía plenamente su atención en recibir el parto. Puja, Puja, Puja…

Veo nuevamente mi reloj, Son 9.00 AM, y en un abrir y cerrar de ojos escucho el llanto estruendoso y tierno de un bebe al nacer. Ya estaba aquí. No puedo explicar esa sensación, es incluso tan grande que cuando vi a Emeliah por primera vez. Estoy atónito e inmensamente feliz, pero como de costumbre, mi felicidad no iba a durar mucho tiempo…

Nunca olvidaré esas palabras que precedieron al llanto del recién nacido.


_ “Felicidades Vanessa, es un niño!” _

…. No tenía nada que decir, paralizado, anonadado, ver que mi gran amor eterno, lo que tanto esperé, es ahora un niño, un hombre, un varón…

Definitivamente no sé qué decir. Esto no es de mi agrado. ¿Realmente está pasando? Me niego a creerlo, me niego, me niego, me niego…

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Esas fueron mis palabras, lo último que recuerdo de ese decepcionante momento. Cierro mis ojos, sujetan mis brazos. Abro mis ojos, estoy siendo arrastrado fuera de la habitación por dos enormes enfermeras, cierro mis ojos…

Al abrirlos, estoy fuera del Fleming. No, estoy en mi auto, no, no sé dónde estoy, bueno realmente ahora nada me importa.

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De verdad, no sé entre cuál decidirme realmente, pero debo decir, que este, junto a los demás post, son de mis favoritos en Steemit. Increible hombre, esto es saber desarrollar ideas y tener un objetivo claro.

"...la vida no era tan complicada después de todo, tan solo bastaba verla de otro modo..."
Excelente, de verdad.

Muchísimas gracias por leerme.