Los apóstoles se acercaron a Jesús y le contaron todo lo que habían hecho durante el día, lo que habían enseñado y trabajado con la gente; Jesús entonces les dijo que se apartaran y descansaran, porque eran muchos los que venían en busca de ayuda, y los discípulos no tenían tiempo ni para comer. Pero cuando Jesús vio a la gran multitud y vio la necesidad de ellos, tuvo compasión y comenzó a enseñarles muchas cosas. El maestro concentrado en atender las necesidades espirituales de la gente en ese momento no se dio cuenta que la hora avanzó, y no había lugar para ir a comer, para saciar el hambre física. Los discípulos le advirtieron al maestro que dejara ir a la multitud para que fueran a buscar el alimento que necesitaban. Lo que no se imaginaban era la respuesta que Jesús les iba a dar: “Dadle vosotros de comer”. Ellos sorprendidos respondieron: “¿Que vayamos y compremos pan por doscientos denarios, y les demos de comer?” En esto estaba el maestro probando la fe de sus discípulos.

Este milagro de la alimentación de los cinco mil podemos encontrar una gran lección de la dependencia que debemos tener hacia nuestro Dios sustentador. La situación no se veía fácil, eran cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños, era ya casi de noche, estaban en un lugar alejado en donde no había donde ir a comprar alimentos y, muchos de ellos ni siquiera tenía los recursos para comprarlos; sin embargo Jesús le dice a los discípulos “Dadle vosotros de comer”, en que aprieto los había metido el maestro. Ellos pues enseguida sacaron sus cálculos de cuánto dinero necesitaban para alimentar esa multitud y sabían que no contaban con esos recursos para suplir esa necesidad. Pero Jesús les mando a buscar comida para alimentar a la multitud, en la búsqueda Andrés encontró a un niño que tenía una canasta con cinco panes de cebadas y dos pececillos, lo trajo ante el maestro aún sabiendo que eso no alcanzaría para alimentar a toda esa multitud. Jesús tenía una dependencia total de su Padre y quería enseñarles esa gran lección a sus discípulos en ese momento y a nosotros ahora.

Cristo quería que vieran la dependencia de él con el Padre, y así ellos dependieran de él y de esta manera pudieran entonces suplir las necesidades de otros, de esta forma al ver la necesidad que otras personas tienen y nosotros no tenemos como suplirlas aprendamos a acudir al Dios sustentador para que pueda proveer los recursos que necesitamos para cumplir con el mandato que él nos ha encomendado.

Quizá los medios que poseemos no son suficientes para poder ayudar y lidiar con los problemas y necesidades de otras personas, pero podemos avanzar con fe creyendo en el poder de Dios y que él nos presentará en abundancia esos recursos. Si el mandato proviene de Dios, él mismo proveerá los medios para que lo cumplamos, de nuestra parte queda es colocarnos en sus manos para que obre por medio de nosotros.

Durante las últimas 3 semanas he colocado una meditación semanal la cual está destinada para recoger fondos para el programa “Amor al Prójimo” que en mí Iglesia se está llevando a cabo, Jesús dijo: “Dadles de comer”, se está cumpliendo la tarea y Dios mismo está proveyendo para poder alimentar a más de 300 personas los días lunes y miércoles. Y gracias a tu ayuda en los votos estas aportando parte de esos panecillos y pececillos que el maestro multiplica. Gracias.