Vivimos en un mundo lleno de dolor, quebrantos, maldad, envejecido y enfermo por las agresiones humanas. Cada día vemos más miseria y dolor en las calles, muertes que no tienen sentido, injusticias que llenan nuestro ser de impotencia por no tener la solución en nuestras manos para resolver.

Todas estas situaciones se presentan a consecuencia del pecado, cuando Dios coloco a Adán y a Eva en el Edén lo hizo con el propósito de que fueran felices, se deleitaran en su creación, vivieran satisfechos y encontraran placer en cada cosa que hicieran en bien de las criaturas que Dios había hecho, en fin, que vivieran constantemente maravillados de la obra salida de sus manos.

A pesar de las situaciones tan tristes que podamos estar viviendo en este mundo tan acabado, todavía podemos ver manifestaciones del poder de un Dios creador y redentor. Los poetas, músicos, escritores pueden conseguir inspiración en la naturaleza, en la manifestación de amor y misericordia de algunos individuos muy caritativos. Nosotros mismo en el diario vivir tenemos suficientes motivos para deleitarnos en las maravillas que Dios nos manifiesta, y podemos proclamar su grandeza y poder. Cuando contemplamos estas obras que cada día hace por nosotros, nos llenamos de paz, esperanza, fe y seguridad, ya que el mismo Dios que da de comer a los pajarillos cada día y da de vestir a las flores en su hermosura, tiene el poder de sostenernos, ya que somos objeto de su más grande amor y especial cuidado.

Aún cuando no soy poeta, ni una escritora dedicada, puedo dar alabanza a mi creador y sustentador por las maravillas que hace cada día en mi vida. En estos momentos de crisis y de escasez he podido evidenciar cada día la fidelidad de mi Señor. Quiero invitarte a que también encuentres motivos para alabar y regocijarte en el Señor. ¡Maravíllate! De cada paso que puedes dar con tus piernas y pies, con cada latido que tu corazón da, con ver la sonrisa de tu hijo o hija, cada cosa debe llevarte a alabar a Dios. Cada mañana debemos alabar a nuestro Dios porque amanecimos con vida y salud, estemos dispuestos a contagiar con estas manifestaciones de alabanza, esta es la única forma que tenemos para poder vivir plenamente.

No dejemos que los afanes de éste mundo nos invada y nos consuma. Recuerda que la primera ¡Maravilla! de Dios eres tú.

Este artículo está dedicado para aportar una ofrenda al programa “Amor al Prójimo” desarrollado por la Iglesia Adventista del 7mo día de Maracay, en mis dos artículos anteriores he hablado de este programa. En la Iglesia se están atendiendo aproximadamente 300 personas en estado de indigencia, y también se están atendiendo a 50 niños en una localidad cercana llamada San Vicente.