La Navidad de nuestra familia este año será distinta.
Con aires de honda lamentación, que salen de los pulmones de mi alma, tengo que confesar que este año va a ser una Navidad distinta, debido a los motivos comunes que existen en el país.
Ni mejor ni igual va a ser porque, sencillamente, nos la han robado. Y escenas como esta, en la que en familia, elaborábamos las hallacas, no habrán de sucederse. Y no estoy escribiendo con odio. Estoy escribiendo con dolor y tristeza del alma, del corazón y de la vida.
Atrás quedaron los tiempos de felicidad, y me doy cuenta de que es algo que sucede en la mayoría de los hogares venezolanos.
Por ejemplo, estos sobrinitos míos viven un drama, que gracias a su ingenuidad natural, no pueden palpar, pero sufren la falta de sus padres, que han tenido que emigrar en procura de lograr estabilizarse en otras naciones, las cuales les han dado cobijo y protección, pues son profesionales bien preparados que se vieron en esa obligación.
En la gráfica siguiente están, a la izquierda, María Paula de 5 años, hija de un sobrino que está en Perú, y se fue hace unos 4 meses. Su hijita llora y grita su nombre vertiendo el amargo contenido de su frágil almita mientras su mamá, que sufre igual, la consuela asumiendo un temple de acero ante la realidad.
José Rafael, en el centro, de 5 años, y Camila a la derecha y de 7 años , son hijos de un sobrino . Ambos padres están en Perú desde hace 3 meses, pero no ven a sus hijos desde hace 6 meses. Y su situación varía porque las familias se turnan para atenderlos y darles el afecto que suple al de los padres. A veces están en Puerto Ayacucho, y en otras ocasiones, en San Juan de los Morros.
Gracias a Dios que han podido resistir aunque sus corazoncitos también duelen tanto a ellos como a nosotros.
Las abuelas tristes se consuelan con sus fotos y las llamadas tiernas de sus voces por teléfono.
En cuanto a adultos, también el daño causado es de notables proporciones porque, entre tantas privaciones de las que hemos sido víctimas, están nuestros tradicionales viajes navideños a la playa, en tiempos cuando mi cuñado Andrés Eloy, (el mayor del grupo), alquilaba una casa con todos los servicios en la que durábamos hasta 8 días.
En la fotografía a continuación, estamos: mis hermanas Carmen y Caridad y mi cuñado Andrés Eloy, y yo, (@lecumberre).
Van a ser distintos estos días navideños, y también extrañaremos escenas de año nuevo, como esta.
Cierro la publicación con esta foto en la que nos encontramos: de pie mi cuñado Carmelo, mi sobrina Aroli, mi hermana Carmen y la esposa de mi sobrino Carmelito quienes emigraron hace poco con su niñito de 2 años de edad, mi sobrino Reinaldo, y yo (@lecumberre).
Que Dios se compadezca del pueblo venezolano y ablande los corazones para la felicidad de sus habitantes que tanto la amamos.
Nota: fotos tomadas de portales familiares.
Autor: Landis Rafael Álvarez Lecumberre
@lecumberre
¡Qué bonito es ser poeta en este hermoso universo
para decir todo en verso desde la a hasta la zeta!
Muchas gracias por leerme, te invito a leer otros de mis escritos.
Te estás enamorando - Poema original por @lecumberre
Balada de la nostalgia
Gracias, querido Señor - Poema original por @Lecumberre
Con aires de honda lamentación, que salen de los pulmones de mi alma, tengo que confesar que este año va a ser una Navidad distinta, debido a los motivos comunes que existen en el país.
Ni mejor ni igual va a ser porque, sencillamente, nos la han robado. Y escenas como esta, en la que en familia, elaborábamos las hallacas, no habrán de sucederse. Y no estoy escribiendo con odio. Estoy escribiendo con dolor y tristeza del alma, del corazón y de la vida.
Atrás quedaron los tiempos de felicidad, y me doy cuenta de que es algo que sucede en la mayoría de los hogares venezolanos.
Por ejemplo, estos sobrinitos míos viven un drama, que gracias a su ingenuidad natural, no pueden palpar, pero sufren la falta de sus padres, que han tenido que emigrar en procura de lograr estabilizarse en otras naciones, las cuales les han dado cobijo y protección, pues son profesionales bien preparados que se vieron en esa obligación.
En la gráfica siguiente están, a la izquierda, María Paula de 5 años, hija de un sobrino que está en Perú, y se fue hace unos 4 meses. Su hijita llora y grita su nombre vertiendo el amargo contenido de su frágil almita mientras su mamá, que sufre igual, la consuela asumiendo un temple de acero ante la realidad.
José Rafael, en el centro, de 5 años, y Camila a la derecha y de 7 años , son hijos de un sobrino . Ambos padres están en Perú desde hace 3 meses, pero no ven a sus hijos desde hace 6 meses. Y su situación varía porque las familias se turnan para atenderlos y darles el afecto que suple al de los padres. A veces están en Puerto Ayacucho, y en otras ocasiones, en San Juan de los Morros.
Gracias a Dios que han podido resistir aunque sus corazoncitos también duelen tanto a ellos como a nosotros.
Las abuelas tristes se consuelan con sus fotos y las llamadas tiernas de sus voces por teléfono.
En cuanto a adultos, también el daño causado es de notables proporciones porque, entre tantas privaciones de las que hemos sido víctimas, están nuestros tradicionales viajes navideños a la playa, en tiempos cuando mi cuñado Andrés Eloy, (el mayor del grupo), alquilaba una casa con todos los servicios en la que durábamos hasta 8 días.
En la fotografía a continuación, estamos: mis hermanas Carmen y Caridad y mi cuñado Andrés Eloy, y yo, (@lecumberre).
Van a ser distintos estos días navideños, y también extrañaremos escenas de año nuevo, como esta.
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Que Dios se compadezca del pueblo venezolano y ablande los corazones para la felicidad de sus habitantes que tanto la amamos.
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Autor: Landis Rafael Álvarez Lecumberre
@lecumberre
¡Qué bonito es ser poeta en este hermoso universo
para decir todo en verso desde la a hasta la zeta!
Mucha nostalgia, que te puedo decir, la familia venezolana pasará una navidad diferente, con los integrantes regados por el mundo. Saludos y mucha fe.
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Una verdadera lástima lo que está sucediendo. Mañana hay elecciones de concejales, y ya tienen el fraude montado. Mi fe en Dios es volver a ser como antes, pero llevará mucho tiempo. Gracias por tu parecer, @blanca56.
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Tengamos mucha fe que nuestro país sera mejor que antes, son momentos muy difíciles, pero no perdamos la esperanza y la fe
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