La experiencia hace al maestro... se supone

"Del dicho al hecho hay un trecho"

O algo así dicen los dichos, que en algunos casos aplican y en otros no aplican para nada, pero en mi caso (y tal como lo comenté en mi artículo anterior... vaya! el primero que escribí de hecho!) voy a compartir una experiencia que viví y ha sido una gran lección de vida para mí.

Primero que todo, quiero disculparme por no haber podido escribir ésto mucho antes, ha pasado aproximadamente un mes desde que hice mi primer artículo de introducción, por lo tanto así que como dice otro dicho (si es que eso es un dicho): "a lo que te truje chencha".

Hace unos años (para ser preciso desde diciembre del 2012) por una cuestión de salud tuve que renunciar a uno de los empleos en el que todas sus características podrían indicar que era el trabajo por el cuál siempre hubiera yo dado todo, pero mi sentido de compromiso y ética me indicaba que lo mejor era partir dejando un muy buen sustituto que pudiera continuar con la labor que ya implicaba el puesto y el área (en menos de dos años ya había adquirido la responsabilidad de coordinar otras 3 áreas y no sólo la mía). No me preocupaba tanto el renunciar puesto que desde años antes gracias a uno de mis trabajos más queridos, me fueron abiertas muchas puertas para que supieran que yo existía con el conocimiento que podía ofrecer y me buscaran constantemente para dar asesorías, o por lo menos consejos en una amena charla acompañada de un rico café. ¡Cómo lo disfrutaba caray!

Inició mi actividad como freelance ayudando de manera independiente a varias empresas, lo cual era curioso porque solo trabajé con algunas cuantas porque resultaron ser de larga estancia, como si fuera otro empleado más pero con la diferencia de tener un pago por medio de facturación.

Ahora, la lección comienza a partir de ese momento. Por circunstancias ajenas el dueño de la agencia en donde colaboraba ya prácticamente de tiempo completo, decidió cerrar operaciones dejando una fabulosa oportunidad para seguir avanzando con dicho proyecto pues éramos únicamente unas 10 agencias en todo México con dicho producto (Google Business View... así se llamaba el programa en ese entonces).

La enorme ventaja que yo conocía desde varios años antes con dicho programa, la pude aprovechar ante las agencias competidoras ayudándome a enganchar nuestro primer gran cliente (en serio grande!). Buena factura que íbamos a cobrar y solo era el comienzo, hasta que el mismo cliente nos hizo un ofrecimiento: "sean parte de nosotros, iniciemos su área y ustedes (mi compañero de proyecto y yo) lo dirigirán, es un super producto que nosotros con nuestros más de xxx vendedores en México, y con nuestros recursos (diseñadores, programadores, traductores y editores de contenido) podemos ayudarlos a crecer en grande y rápido".



Literalmente era increíble el ofrecimiento, y agregando también un esquema jugoso de comisiones.... vaya, en un año estaríamos ganando más del doble de lo que ya hacíamos, y de por sí no nos iba mal.

Al mismo tiempo surgió otra oportunidad para mí con una posición corporativa en una cadena hotelera internacional interesante con, literal, el puesto de mis sueños... y digo literal porque hasta el nombre de la posición era tal cual lo hubiera imaginado.

Ok....tomé una decisión y seguí mi lógica, mi razonamiento, más no mi corazonada.

De todos modos, la otra oportunidad era "fabulosa"... Iniciamos operaciones bajo el esquema ofrecido en unas oficinas que nos habían comentado que estaban en nuestra ciudad... oh! curiosamente nunca las pudimos conocer! entonces no había un lugar en donde pudiéramos de momento trabajar... no importaba, el "jefe" nos dijo que trabajáramos en casa en lo que las oficinas "estaban listas". Posteriormente el esquema cambia y las oficinas son temporalmente hasta otra ciudad a casi dos horas y media en transporte público o 1 hora y 20 minutos en carro propio.

 

Después de otros varios meses más, finalmente ya teníamos un espacio en el hotel en donde estaban las oficinas de la agencia (a 40 minutos de camino en coche y entre 1:40 y 2 horas de camino en transporte público desde nuestra ciudad).... pero no sólo eso cambió.

En cuanto pudimos aplicar el servicio de manera interna en el hotel para tenerla como parte del portafolio a ofrecer en las ventas, se trabajó en todo el material comercial necesario para adaptarlo a la nueva agencia que nos contrató, y al requerir el uso de los recursos prometidos nos dan la sorpresa de que no existen y "no serían posibles de usar aún... sólo hasta que ayudáramos a terminar otros proyectos".... y así nos estuvieron condicionando durante un año más.

Siempre sostuve mi postura y solicitud por lo ofrecido inicialmente hasta que era más que lógico que nunca iba a suceder, a pesar de las promesas de que todo retomaría su rumbo nuevamente.... nunca fue así. Casi dos años y la situación incluso fue peor, con proyectos nada interesantes y que solo beneficiaban a una sola persona, claro que a nosotros no (a los dos que nos pidieron poner nuestro negocio en sus manos).

Amigos, tal vez esto me sirve para externarlo de algún modo y desahogarme, pero mi punto principal es invitarlos a que NO DEJEN DE ESCUCHAR SUS CORAZONADAS, ESA VOZ INTERIOR,  o como lo quieran llamar. Sigan lo que realmente saben que les va a dar la mayor felicidad, y no se dejen llevar el 100% por su razonamiento lógico y por lo que un tercero les prometa sin evidencia de que así sucederá. Cuando eres feliz, las recompensas vienen por añadidura. TODAS! Incluyendo la económica.

El saber tomar decisiones tiene que ser una mezcla de un 60%-70% tu intuición y búsqueda de sentirte feliz, y el restante con el uso de la lógica. Y al EGO ni hacerle caso. Ese GPS interno lo tenemos por algo, y les aseguro al 100% que si lo siguen NO SE EQUIVOCARÁN.

Les mando un abrazo! Por favor comenten sus experiencias... les ha pasado algo así? Siguen su GPS interno?

SALUDOS DESDE EL CARIBE AMIGOS!