NAM "Voces del Vietnam" Por Mark Baker

in spanish •  6 years ago 

Buenas tardes gente el día de hoy quiero compartir con ustedes un texto extenso de mucha paginas que relata como vivió un soldado mientras batallaba en los campos Vietnamitas, ya han pasado 3 décadas desde que fue impreso y estoy poco seguro de cuantas personas aun conserven este libro, Nam (Voces del Vietnam) fue escrito por Mark Baker en el año 1988, el objetivo de este, es darnos a conocer a fondo como fue la realidad de haber vivido esa experiencia tan inolvidable para el soldado como tan trágica y aterradora para la sociedad, Sin mas nada que agregar los dejo con el contenido y espero lo disfruten

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Introducción del Editor

Esta obra no es un historia de la guerra, esto es una composición retratada de la guerra conforme lo vio el soldado norteamericano corriente. Muchas de sus fuentes se mostraron muy reacias a hablar en un principio y a menudo fueron precisas varias horas de pacientes tentativas y varias botellas de whisky antes de lograr que los veteranos entrevistados revelaran los detalles de sus experiencias, tan profundas fueron las heridas. Y así se gesto Nam, El primer libro que obligo a los Estados Unidos de América a enfrentarse a su alma prodiga

A diferencia de otros testimonios bélicos contemporáneos, el Nam de Mark Baker permite al lector la experiencia de convertirse en un soldado corriente enviado a un país lejano a luchar en una guerra que no puede ganar. El equipo editor de TESTIMONIOS NAM ha escogido este libro para iniciar la nueva serie porque proporciona al lector el más completo relato de lo que supuso combatir en la guerra más sangrienta de las que ha librado Norteamérica. El libro refleja las acciones, y la tragedia, de la ciencia militar moderna, y escudriña las zonas más sombrías del alma del soldad norteamericano, empujado a situaciones límite para las que no estaba entrenado ni preparado ninguno salió incólume.

Fue una guerra en la que no hubo supervivientes, sino solamente veteranos. Muchos habían visto y hecho cosas que nunca habrían podido imaginar en una vida corriente. pero lo peor fue que muchos comenzaron a dudar de la justicia de su causa. Cuando regresaron los "palomas" los esquivaban por ser asesinos de niños, y los "halcones" , por haber perdido la guerra.

Escrito con palabras de los hombres y las mujeres que combatieron allí, Nam nos ofrece un conmovedor relato de la desilusión de una generación y de los horrores de la guerra. Los testimonios y fotografías que componen la obra abarcan desde la brutal entrada de Estados Unidos en una guerra en que la fuerza bruta de la tecnología chocó contra la infinita paciencia de la mentalidad oriental hasta el final del conflicto, sin que en ningún momento pierda interés, Nam es lo que fue Vietnam

INTRODUCCIÓN

Quieren oír una historia de guerra ver-da-de-ra? Yo solamente puedo comprender Vietnam Como si fuera una historia, no como algo que me ocurrió a mi.

"Si el tipo muere, no se me puede achacar nada. Le pongo la etiqueta, lo registro y lo meto en la bolsa" , pensó el doctor. " He visto demasiada mierda y no puedo perder el sueño por él. No puedo." El "doctor" no lo era realmente. En Vietnam, los soldados llamaban "doctor" a todos los sanitarios, salvo en combate, cuando al caer los heridos gritaban"¡Un medico!"

Volvió a mirar la carta de los padres de un muchacho que hab' pertenecido a su unidad."Querido doctor", decía, "nuestro hijo le mencionaba con frecuencia en sus cartas, contándonos las maravillas que hacía por los muchachos de la compañía. Díganos, si es posible, como murió nuestro hijo." Su hijo les había sido devuelto en un ataúd hermético.

"Santo Dios", suspiro el doctor, "¿que voy a contarles?

No voy a decirles que había desayunado (judías e hijas de puta) frías, mientras unos compañeros se metían con él llamándole pimpollo, y después había salido y había reventado en cincuenta millones de pedazos... y, sin embargo, eso fue lo que ocurrió."
Yendo con el pelotón en una patrulla de rutina, hizo estallar una mina terrestre que contenía unos 60 kg de explosivos, según estimaciones posteriores. El cráter que dejó era del tamaño de un dormitorio en zona residencial. Le arrancó un brazo y dos piernas, y le destrozó parte del cráneo.

Con él murieron otros seis hombres. Morir era algo corriente en Vietnam. Miles de ataúdes herméticos fueron enterrados en apacibles cementerios de Norteamérica mientras duró la intervención de Estados Unidos en la guerra del Sudeste asiático. Durante mas de diez años descansaron en paz, prácticamente olvidados.

Recientemente, los periodistas, productores cinematográficos, diplomáticos y políticos han decidido contar a los norteamericanos cómo y por qué murió aquel muchacho, El relato se ha centrado, en su mayor parte, en silencio del ataúd hermético; pero, según va avanzando. o bien ignora la personalidad individual del muchacho que está en la caja, o bien se aprovecha del misterio que contiene el féretro, elevando su sangre y sus huesos al mítico reino del heroísmo, la maldad o el desenfrenado rock´n´roll.

En el relato se echa algo en falta, algo personal y tangible. La guerra es trata como si fuera un acontecimiento borroso de un pasado lejano del que no existieran recuerdos entre los vivos. Nadie se ha molestado en hablar con los hombres y las mujeres que estuvieron en Vietnam conocen de primera manolas cifras, el heroísmo, la maldad y la locura. Son los únicos capacitados para mirar dentro del ataúd e identificar el cuerpo como lo que es: el cadáver de un muchacho muerto en una guerra, y que tenia nombre, personalidad y su historia particular.

Algunos de los que vivieron la guerra contarán en las páginas siguientes lo que les ocurrió. Hasta ahora, la mayoría de ellos se ha mantenido tan silenciosa sobre sus experiencias y ha pasado tan inadvertida para la sociedad como su hermanos muertos.Son hombres que miran con recelo a los extraños y responden cautelosamente.
"Hay que tener siempre en marcha el detector de embusteros", según palabras de un veterano. A partir de un puñado de contactos, fui de entrevista en entrevista con un pasaporte verbal de recomendaciones personales. "Si, ése está bien. vaya a ver si quiere hablar."

Mis entrevistados deseaban saber qué hacía yo mientras ellos estaban en Vietnam. Les dije que era un estudiante universitario que participaba ocasionalmente en las protestas contra la guerra, porque, aunque mis convicciones fueran bastante sinceras, no estaban dispuestos a que la dedicación a "El Movimiento" me hiciera perder la maravillosa y privilegiada prórroga militar de que disfrutaba. Imagino que era lo típico entre los estudiantes universitarios de aquella época. Me resulta mucho más gratificador rememorar las manifestaciones del movimiento pacifista y el cálido sentimiento de comunión tribal hoy desaparecido, pero mi propósito es separar los hechos tanto de las presiones sociales como de los motivos personales.

Les dije a los veteranos que no tenía intención de elaborar un documento político cebándome en condenas y culpabilidades, y que tampoco estaba interesado en ensalzar la guerra y el papel que jugaron los soldados. Deseaba simplemente recopilar cuanto pudieran recordar del cruce de sus vidas con la guerra de Vietnam y las consecuencias de esa experiencia.

Aunque los abordaba con respeto y franqueza, algunos de ellos no me dieron nada, cancelando en ultimo minuto una cita tras otra. pero la mayoría de los hombres y las mujeres a los que entreviste dejaron que sacara a la luz con mis preguntas partes escondidas de sus vidas, con un doble sentimiento de obligación y alivio. Parecían sentirse obligados a relatar sus historias con claridad y precisión en consideración a sus amigos muertos, los ideales perdidos y un sentido personal de la dignidad y la sinceridad. Una vez que ganaba su confianza, las palabras irrumpían como prisioneros liberados de celdas de aislamiento. Para algunos poco supuso un alivio echar fuera el veneno que les había emponzoñado las heridas.

No se trata de personas extraordinarias, excepto por el hecho de que sobrevivieron a Vietnam y continúan sobreviviendo. En más de una ocasión , alguno de los entrevistados me pidió que mencionara expresamente que tenía un buen trabajo y se ganaba la vida honradamente: por la noche volvía a casa con la mujer y los niños, a veces después de tomar un par de cervezas en el bar; y el tiempo libre lo dedicaba a ver un partido de béisbol o a limpiar el coche... y no a subirse a un campanario con fusil automático para disparar sobre ciudadanos inocentes.

Sin embargo, también hablé con individuos que sabían de dónde venía ese impulso de subir a la torre. Encontré personas que parece que no puedan asentarse en ningún lugar, que no son capaces de amar a sus semejantes, que se encuentran atenazados a la amargura, que han intentando suicidarse. Cubiertos de cicatrices físicas y mentales, la experiencia de Vietnam les ha destrozado la vida para siempre; pero ellos no les hace anormales, sino únicamente tan frágiles como otros seres humanos.

Debido a sus componentes personales, a estas narraciones se les denomina corrientemente "cuentos de guerra". No puede negarse que en ellas haya generalizaciones, exageradas, fanfarronadas y -muy probablemente- mentiras completas. Pero, si se contaran en un contexto religioso, se hablaría de "dar testimonio".

En muchos aspectos relatos sobre el Vietnam son tan viejos como la guerra misma. No lo vimos todo en televisión. El estallido de napalm parpadeando en la pantalla en tecnicolor, mientras Walter recitaba las bajas del día como una macabra bendición de la cena, poco tiene que ver con el sofocante hedor de un ser humano abrasado. Nuestra sociedad ennoblece la guerra por medio de la aventura romántica y la propaganda grandilocuente, hasta hacerla lo bastante elegante para convivir con ella. Pero, como los veteranos del Vietnam vivieron en ella, su relato es tan crudo y repulsivo como una herida abierta.

La muerte y la brutalidad recorren estas paginas como el pesado tic-tac de un reloj que resuena por toda la casa en una noche de insomnio. Pero es el dolor del espíritu la pesadilla que mantiene despiertos a los habitantes de la casa. Los sangrientos mecanismos de la muerte nos recuerdan por milésima vez que la guerra es tan infernal como la ha sido siempre. Y, sin embargo, la sangre y las heridas no son más que un escenario extraordinario en el que hombres y mujeres corrientes representaron su propia vida.

La guerra plantea todas las más difíciles cuestiones filosóficas sobre la vida, la muerte y la moralidad, y exige respuestas inmediatas. Las ideas nacidas del debate intelectual se convierten en asuntos concretos que afectan a la supervivencia misma. En menos de un año, el Vietnam le tomó las medidas al hombre y a la cultura que le llevó allí. La guerra arranca la fina capa de barniz aplicada chapuceramente por las instituciones sociales y muestra al Hombre como realmente es. Por tanto, es preciso que escuchemos atentamente a los hombres y mujeres que fueron a un tiempo las victimas y los responsables de la guerra, si deseamos aprender algo verdadero acerca de este conflicto concreto, y también acerca del ser humano, de nosotros mismos.

Nam. Esa media palabraes algo más que el nombre de una de las muchas guerras que ha librado Estados Unidos en sus 200 años de historia. Vietnam y sus veteranos de una manera más sincera y profunda.

Este libro no es la verdad sobre Vietnam. Cada cual tiene su pieza del rompecabezas. Pero estos relatos de guerra, repletos de emotividad y despojados de pretensiones y sentimentalismos, pueden acercarnos un poco más a la verdad.

Mark Baker

@luiskaxd

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