Javier y María entraron al centro después de dar un paseo por los alrededores.
-Mamá no vayas tan rápido, que ya te caíste una vez.
A María ya le costaba caminar sin ayuda, pero era reacia. Lo mío no es nada comparado con lo que llega aquí, decía con aspavientos a quien le agarraba el brazo. El único autorizado para ayudarle era Javier.
El chico se había convertido en un joven fornido y era quien ahora llevaba las gestiones del Centro de rehabilitación “Cortijo Pozo Monte”. Se fue y volvió en varias ocasiones, pero sentía que aquel era su hogar y no lo abandonó nunca.
María se sentía muy orgullosa de él, lo sentía como un hijo, lo acurrucó en sus sollozos y brincó de alegría en cada uno de sus logros.
Un día, en el principio, Javier se encontraba desayunando en la cocina mientras que María organizaba los bártulos. Los pies del niño no llegaban al suelo y los mecía adelante y atrás. María imaginó por el vaivén mecanizado que estaba planeando alguna de sus travesuras.
El chico metió una nueva cucharada de desayuno en su boca mellada.
Fuente: Pixabay
-María.
-Dime pequeño.
-¿Te puedo llamar mamá?
María se sentó al lado del pequeño.
-¿Por qué Javier? ¿Echas de menos a tu madre?
-No.
-¿Y cómo es eso?
-De donde vengo…-miró al suelo- allí no tenía mamá.
-¿Qué recuerdas de aquello?
-Recuerdo que otros niños sí tenían. Pero no quiero “pensar más en allí”, me gusta mi casa nueva.
-Puedes llamarme como tú quieras. Pero, ¿sabes que es necesario para que me llames mamá?
-No.
-Tienes que quererme mucho, y yo a ti.
-Gracias mamá -abrazó a María- ¡te querré mucho!
Los días en los que Javier era castigado por alguna trastada de las que pasan a la historia, hacía voto de silencio. Sabedor de su culpa pasaba el día mirando a María de reojo con preocupación.
En una noche de culpabilidad, María pasó a arroparlo a su habitación, y el chico tapado hasta arriba preguntó con los ojos muy abiertos:
-¿Te puedo seguir llamando mamá?
-Nunca lo dudes Javier. Las mamás se enfadan a veces, pero siguen queriendo a sus hijos. Siempre.
María le dio un beso en la frente.
-Buenas noches hijo, te quiero. Nunca lo olvides.
-¿Sigo castigado?
-Sí.
buena historia de verdad y otambien soy escritor dentro de uno dias subire el primer capitulo de una novela que estoy escribiendo. suerte
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Genial! Espero leerla pronto!
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Creo que eres un valor escondido
de la que yo llamo literariamente "La Generación steem"
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Motivadoras palabras. Tras un mes por Steemit he aprendido mucho, seguiré esforzándome. ¡Muchas gracias!
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