El 21 de diciembre del año 2015 nta en Mesa de Quintero, un pueblo a las afueras de Mérida donde las montañas son inmensas y te tardas como mínimo 6 horas en subir el páramo y contemplar la belleza de las alturas, alturas que te dan un respiro de la capital y el estrés que te encuentras expuesto constantemente.
Mérida es un estado que pertenece a Venezuela se encuentra al occidente del país en los pueblos del Sur, * te tardas* aproximadamente 14 horas en llegar hasta el lugar, pero el largo viaje vale la pena.
Ya eran las 12 de la noche y nos encontrábamos celebrando el cumpleaños de mi hermana, después de picar la torta y hablar un poco. /Los primos/ y mi persona decimos empezar a jugar con el balón, era una noche fría, más fría de lo particular la luna no estaba y por ende la noche era más oscura. Después de un rato se cumplieron las 3 de la mañana y decidimos subir al parque que queda cerca del domicilio de mis abuelos subimos todos sin preocupación alguna, /cuando llegamos/ al parque un lugar grande, con árboles de colores y zonas verdades que no se podrían apreciar por la nitidez de la noche.
Nos posicionamos en círculo y empezamos hablar de historias paranormales algo que no les recomiendo del todo si están en ese contexto, cuando finalizo la primero historia /se empezaron/ a escuchar algunos sonidos particulares, primero era un búho, luego el sube y el baja ya por ultimo personas gritar, el grupo no le dio mucha importancia pero yo ya comencé a transpirar por los nervios que empecé a sentir /proseguimos/ con la segunda historia, el ambiente se tornó tenso como si alguien nos tuviera observando, volteábamos constantemente pero no veíamos nada, nuestras caras se empezaron a marcar unas muecas de espanto todos teníamos el corazón latiendo con rapidez, me sostuve de mi primo y entre tanto decidimos bajar, empezamos a descender para dirigirnos a la casa, pero alrededor de /nosotros se veían/ siluetas y sombras con formas de personas y animales, nuestros cuellos se movían para asegurarnos que no hubiera nada detrás de cada uno, cuando mi cabeza regresa al camino, el cuerpo de una niña vestida de blanco /estaba delante de mí persona/, no puede evitar dar un grito de susto y clavar mis uñas en el brazo de mi familiar corrimos lo más que pudimos, pero nos perseguían todas las sombras y en particular la niña comandando el grupo, al llegar al hogar todo se calmó, pero nunca se fue la sensación de que alguien nos observaba.