Este relato narra las maravillas que Dios puede hacer en cada uno, de manera especial, como mamá (hoy en día) veo reflejado en pequeños detalles los milagros que ocurren diariamente en mi vida.

Anoche sentada frente a la mesa, forraba lentamente el cuaderno de preescolar No 1, con un papel que no era de mi agrado, pues esos muñequitos violentos de ahora generan solo eso a los pequeños, de repente empecé a rememorar años atrás cuando forraba los libros y cuadernos de mis sobrinos, siempre lo hice durante muchos años, siempre forré cuadernos, pero esta vez era especial, era extraño, era el primer cuaderno de mi hijo y lágrimas empezaron a rodar por mi rostro sin poder detenerlas, pues hace 5 años me dijeron que no podría tener un hijo.

Cuando recibí la noticia, pensé que nunca forraría los libros de mi propio hijo para ir al colegio, que nunca gastaría cifras extraordinarias, ni me quejaría de lo costoso de comprar todo lo necesario para empezar el año escolar.

Y experimenté nuevamente lo grande que es Dios al darme este hermoso niño, inteligente, bello, amoroso y muy muy inquieto.

Quizás son cosas sencillas que a veces no tienen importancia, sino trabajo como forrar un cuaderno, pero es
el cuaderno de MI hijo el que nunca pensé iba a nacer.

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