Mucho antes, cuando mi hermana tenía dieciocho recién cumplidos, y lucía un poco mejor que en la actualidad, a mí me gustaba, me encantaba criticarla. La llamaba gorda, mirasol, muñeca vieja, y un montón de cosas feas más. Era fascinante su reacción, lloraba.
Yo hacía llorar a mi hermana mayor y no al revés. Muchos de mis amigos que eran los nenes de la casa, siempre me contaron anécdotas de cómo sus hermanos mayores le hacían bromas pesadas y se burlaban de sus llantos.
Bueno, ya lo he dicho, cómo mi hermana no es normal, era de esperarse que los papeles se invirtieran. Ella lloraba y le decía a mi madre que le mentía porque no era linda de verdad y que moriría sola.
Y por cómo van las cosas en la actualidad, creo que tendrá razón. Con veinticuatro años, ella aún no ha dejado la casa, ni siquiera se ha molestado en conseguir un trabajo real, sólo sigue en su mundo de pixeles y en algunas ocasiones habla de ellos.
Pero cosas que ninguno entiende de qué está hablando, aun así mami y papi la escuchan con atención y la animan a seguir hablando. Y eso es lo que más odio de ella, que nuestros padres le presten más atención que a mí.
A ella le perdonan todo, le perdonan el hecho de ser una gorda loca e inútil, mientras que a mi me castigan por no haber lavado los platos o haber barrido la casa.
Que se joda mi hermana.
Parte previa: https://steemit.com/spanish/@mc-19051/mi-hermana-2-11