Estuve cegada por esta luz por un par de minutos hasta que pude distinguir algunas figuras, arboles si no me equivoco. Bastantes arboles a decir verdad. Despues de procesar un poco me di cuenta de que estaba en medio de un maldito bosque.
– Gracias mamá – le dije a... pues a nadie. No había nadie en este desierto verdoso.
¿Qué se supone que debo hacer ahora? Sabrá Matusalen* donde estoy ahorita, no es como si pudiera sacar mi telefono y revisar el GPS ya que en realidad tampoco se a donde me dirijo. Probablemente no hay ni señal en este lugar. Solo me queda caminar hasta encontrar alguna señal de vida supongo.
Con un movimiento tosco y perdido, me puse los audifonos dispuesta a averiguar donde estoy.
Estaba quedandome dormida cuando un gruñido me desperto de golpe.
Mi barriga.
¿De verdad?
Perdida y con hambre, simplemente genial.
Alce la mirada en busca de algo que comer y para mi sorpresa, a unos metros se encontraba una gran manzana roja. No he visto a nadie por aquí, por lo tanto no creo que a nadie le afecte mucho si la tomo o no. Me levante y tomé la manzana entre mis manos, la observe detalladamente por si acaso estaba en mal estado, pero no. Estaba en perfectas condiciones, tanto que parecía una de esas frutas de plástico que ponen de decoración en las tiendas de inmuebles.
Con otro gruñido, mi estomago reclamaba la manzana con deseo. Abrí mi boca para tomar un bocado y cuando cerre mi dentadura esperando encontrar la manzana ya dentro de mi boca, me di cuenta de que no había nada.
Esta bien. Perdida, con hambre y ahora loca.
Miré a mi alrededor para darme cuenta de que la manzana se encontraba clavada con una flecha negra a uno de los troncos que estaban detrás. Al acercarme me di cuenta de que la manzana, que antes era roja y brillante, ahora desbordaba un liquido morado oscuro, como si se tratará de... ¿Veneno?
– ¿Yo hice eso? – susurré para mi misma viendo la flecha negra que atravesaba la fruta.
– De nada – dijo una voz ronca desde lejos.
Abrí los ojos con sorpresa y tomé el arma más cercana. Una vara de madera.
– ¿Quien eres? – grité mientras agitaba la vara de madera en el aire.
– ¿De verdad me vas a amenazar con eso? ¿Un palito de madera? – su voz sonaba incrédula.
– Verás, esta es... una vara mágica. Aja. Como las que usan... los magos.
Escuche una risa y fue allí que pude divisar una silueta negra entre la copa de los arboles.
– Sabes que los magos no usan varitas... ¿Verdad? – dijo con burla.
– No lo sabrías, no eres un mago. – dije con falsa seguridad. Yo soy la que no sé un comino de magia, capaz el es Merlín* en persona, no lo sé.
En menos de un segundo, la .silueta. salto del arbol donde se estaba escondiendo, y se encontraba parado frente a mi tomando mi mano. El chico tenía el cabello color chocolate y desordenado, como el de un león. Con unos ojos miel y una piel palida como el marmol. Bastante atractivo a decir verdad, lo suficiente como para pasar por alto los cuernos negros que se asomaban en su indomable cabello.
– Uh.. ¿Qué haces? – susurre nerviosa al ver que estaba tomando mi muñeca y subiendo un poco la manga del sueter que llevaba puesto.
– ¿Raven? – se limito a preguntar.
– Capaz si, capaz no. ¿Quién eres tu?
– Me habían dicho que eras especial pero no imaginaba esto – dijo con un toque de burla en su voz.
– ¿Qué quieres decir con eso? – reclamé mientras pegaba un pie en el suelo con fuerza.
– Nada Raven, vamos. Te están esperando en la academia – dijo con voz ronca mientras tomaba mi mano para llevarme por el bosque.
– Ya va, primero ¿Como sabes quién soy? - pregunté parando en seco.
El chico rodó los ojos y me miró – Se supone que soy algo así como tu... ¿Niñero?
– Entonces eres mi... ¿Niñero?
– Si, algo así. Verás, la luna en tu muñeca te delata Raven - sonrió al decir mi nombre.
Al escuchar esto, eche un vistazo rapido a mi muñeca. Allí se encontraba la silueta de la media luna brillando. Había olvidado que se encontraba ahí.
– Hm, esta bien. Supongo que ya nada tiene mucho sentido. Y prefiero hacer cualquier cosa que estar perdida.
Caminamos unos cuantos minutos hasta encontrar una puerta de madera detrás de uno de los arboles.
– ¿Esto siempre estuvo aquí? – Grité.
– Si eres ruidosa. No, es un portal que yo hice para ir a la academia.
– Si hubieras estado en mis zapatos por las ultimas horas, tendrías la actitud que tengo ahorita. Por cierto, ¿Cual es tu nombre? – pregunté curiosa de saber quien era el desconocido de cuernos negros.
– Alastor, mejor dime Al – respondió seco.
– Esta bien hm, Al. Ahora, ¿Por qué no me buscaste antes? Llevo horas perdida – refute mientras él abria la puerta y se mostraba una luz de un color azul celeste.
– Ah, me mandaron a buscarte pero decidí tomar una siesta en uno de estos arboles. De saber que eras tan ruidosa, hubiera dejado que mordieras la manzana. – dijo con una sonrisa arrogante.
– Mira tu, tu... – no me dejo terminar ya que habia tomado mi mano y nos había arrastrado al interior de esta puerta la cual, según Alastor, llevaba a la academia.
Índice:
• Capítulo I → ¡Haz click aquí!
• Capítulo II → ¡Haz click aquí!
○ Matusalén → fue el octavo patriarca antediluviano, hijo de Enoc, padre de Lamec y abuelo de Noé. Según la Biblia vivió 969 años. Wiki
○ Merlín → fue un gran y famoso mago galés que vivió, presuntamente, en el siglo VI, y se trata de una de las figuras centrales del ciclo artúrico. Wiki
○ Separador → #PXRCEL4IN.
○ Imagen principal → Unsplash / ¡Gracias a Joanna Kosinska!
Hola @medialunadesol, estoy aprendiendo espanol y disfrute leyendo tu blog.
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¡Muchas Gracias!
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