Samuel Méndez fue la primera víctima de las manifestaciones en el marco de la Operación Libertad. Familiares del joven victoriano y testigos del hecho aseguran que los responsables son paramilitares y policías municipales de Ribas.
Maracay. Génesis Méndez cuenta que a su primo hermano, Samuel Méndez, se lo llevaron colectivos como rehén hacia el urbanismo Ciudad Socialista La Mora, en La Victoria, estado Aragua, y luego lo entregaron como cadáver, con una herida de proyectil (a quemarropa) en el tórax con salida en la columna.
Esto ocurrió el martes 30 de abril en presencia de efectivos de la policía municipal de Ribas, a quienes señalan los familiares de corresponsables del asesinato.
“Estamos exigiendo que se aclare lo que pasó con Samuel. Él fue llevado por colectivos como rehén, fue golpeado y maltratado. Estamos exigiendo que autoridades de la ciudad se pronuncien. Ellos estaban presentes y vieron todo, incluso la alcaldesa y el jefe de la policía municipal”, dijo Génesis.
Samuel fue entregado golpeado y ensangrentado, muerto. Había que trasladarlo al hospital José Maria Benítez de la Victoria, pero no había ambulancia.
Familiares y amigos montaron el cuerpo en una plancha de metal y lo cubrieron con la bandera de Venezuela.
La procesión arrancó en la Ciudad Socialista (donde además funciona la alcaldía de Ribas) y fue escoltado por muchos victorianos a pie y en moto hasta el hospital, donde los médicos dijeron lo que ya todos sabían. Igual la noticia arrancó el llanto de propios y extraños.
Su vida
Samuel Enrique Méndes tenía 25 años de edad. Era diseñador gráfico pero interrumpió su carrera, porque intentó probar en el mundo militar en el Cuartel Montilla.
La experiencia no le agradó, se dio cuenta que no podía pertenecer a un lugar donde las injusticias y el mal trato son costumbre y algo rutinario, apuntaron familiares.
Regresó al lado civil y retomó estudios de publicidad y mercadeo, en el Iutar. También comenzó a jugar sóftbol y se metió de lleno en los Exploradores del Rey, un ministerio de las Asambleas de Dios que promueve desde 1962 actividades para jóvenes cristianos.
Allí participaba en eventos culturales y recreativos, además de jornadas humanitarias para la comunidad.
Su detención
Hace unos días participó en la venta de pollos a bajos precios para apoyar a los más necesitados del sector.
La jornada pasó de ser una actividad positiva a una negativa “porque el comisionado de la policía de Aragua, Frank Ramírez, director de Seguridad de Ribas , ordenó, sin razón alguna, la detención de siete jóvenes, entre ellos Samuel, que permanecieron un par de horas detenidos”, explicó Génesis.
“Estábamos haciendo una venta de pollos a precios solidarios en la iglesia porque es parte de nuestra labor social. Nosotros no tenemos negocio con la comida, como sí lo tienen algunos comerciantes en La Victoria. Investiguen a quién sí tiene negocios con la comida”, denunció.
El lunes Samuel decidió salir a la esquina de Piccolo, lugar de concentración de la oposición, para apoyar, como muchos venezolanos, la Operación Libertad que se inició en la madrugada Juan Guaidó.
Acudió a la protesta con cuatro amigos de la universidad. Todo transcurrió sin novedad en la mañana. Al medio día le dijo a uno de los compañeros que lo acompañara a su casa para cambiarse los zapatos, porque uno se le había roto.
Aprovecharon para comer y luego regresaron a la calle, a la esquina del Piccolo.
Pero las cosas cambiariaron, para mal.
Después de las 2:00 de la tarde comenzaron a calentarse los ánimos porque irrumpieron grupos paramilitares y policías. En medio de la refriega se llevaron a Samuel.
Sus amigos más nunca supieron de él hasta que recibieron la trágica noticia.
Samuel fue un joven muy activo, pero nunca radical, recuerda Génesis Méndes, por eso no justifica la saña en contra de este joven, brutalmente golpeado y maltratado.
Hace un par de semanas recibió una llamada de su padre que vive en Perú pidiéndole que se fuera con él.
Samuel lo tuvo muy claro siempre, se quedaría en Venezuela porque estaba convencido que todavía tenía cosas qué hacer aquí. Ni siquiera la muerte de su madre, hace nueve meses por una aneurisma, lo impulsó a empacar maletas e irse lejos, señaló Yuridia Méndes, tía de Samuel quien lo recuerda como un joven alegre y buen estudiante.
“El no quería abandonar Venezuela, porque decía que aquí podía salir para adelante”, afirmó.
Por eso Génesis Méndes clama justicia.
“Querían meterlo en una fosa común, pero nosotros queremos velarlo, con los honores que se merece. Ese chamo fue militar, explorador, jugador de sóftbol, y sobre todo buena persona. Él se murió como un héroe, como se han muerto muchos jóvenes en este país”.