Un día curioseando por allí me topé con las maravillosas litografías de M.C Escher. Me parecieron una genialidad, obras que están conectadas con un entendimiento de las cosas y la realidad más allá de lo “posiblemente" humano.
Se cree que las obras de Escher conjugan hasta elementos matemáticos. De ser cierto, es una manera de integrar el universo de las ciencias en una sola representación, que sea muy vasta y poco compleja pero significativa al mismo tiempo.
Relatividad (1953) por M.C Escher.
Cuando observamos esta imagen y conocemos su título, pues, uno de los primeros referentes que surgen es la teoría de la relatividad y si detallamos mejor nos damos cuenta que es una manera bastante peculiar de ilustrarla. Y sí, Escher simplemente nos está diciendo: La realidad (aunque sea una sola) siempre va a ser diferente si se le empieza a entender como la posibilidad de muchas perspectivas y acciones que constantemente la están transformando, aunque dichas acciones parezcan y sucedan opuestas entre sí. La realidad, el mundo, el universo en sí está impregnado de relatividad.
Por alguna razón esta obra también la asocio en cuanto a como está estructurada y lo que plantea al gran cuento El jardín de los senderos que se bifurcan (1941) del gran Borges. Acá un extracto bastante representativo del tema de la relatividad, que hasta podría servir para un análisis futuro y quien sabe, Escher estaba al tanto de la literatura Borgiana:
«Dejo a los varios porvenires (no a todos) mi jardín de senderos que se bifurcan. Casi en el acto comprendí; el jardín de los senderos que se bifurcan era la novela caótica; la frase varios porvenires (no a todos) me sugirió la imagen de la bifurcación en el tiempo, no en el espacio. La relectura general de la obra confirmó esa teoría. En todas las ficciones, cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas, opta por una y elimina las otras; en la del casi inextricable Ts'ui Pên, opta —simultáneamente— por todas. Crea, así, diversos porvenires, diversos tiempos, que también, proliferan y se bifurcan»
El arte, como he dicho anteriormente, nos sensibiliza, pero también nos conecta con lo desconocido, el misterio, también hasta con lo que no entendemos porque precisamente cuando entramos en contacto con lo que no se entiende a simple discurrir, tenemos que —casi de manera obligatoria- adentramos más a la contemplación más pura sobre la obra, su significado y su propia realidad. Hay obras como esta de Escher que encierran su propia realidad para poder hacerle espejo a la nuestra. Dejemos que ese espejo nos muestre lo más increíble del universo, lo que creemos que no es posible y sí lo es.
Gracias siempre.
Fuente de la representación virtual de la litografía de Escher: Relatividad (1953). Allí pueden encontrar varias obras de Escher, merece la pena echarles un vistazo.
El arte es perfección
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