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La Unión Europea anda en problemas. Su amorfa estructura, formada por una amalgama de estados diferentes en cultura y economía, siempre al servicio de Alemania, puede ver su economía azotada por la reciente devaluación del yuan. De momento, la sacudida de la moneda china, ha hecho caer su valor hasta equivaler cada dólar a 7 yuanes.
Como consecuencia, el euro se ha visto revalorizado frente al dólar. Esta tendencia, podría intensificarse si Trump decide utilizar su cuenta de Twitter, un arma de destrucción masiva para los mercados.
Si, no me he vuelto loco. China ha devaluado su moneda esta semana, sembrando pánico en los mercados y poniendo nervioso a EEUU, su principal rival. En las últimas semanas, hemos visto como el presidente Trump se quejaba de la fortaleza del dólar, acusando a esta de perjudicar a EEUU a nivel comercial. Por tanto, no sería sorprendente que el mandatario americano decidiese devaluar el dólar.
Mientras tanto, ¿Qué hace Europa? Pese a su peso económico, no pinta nada en el mundo. Es un enano político, un vagabundo sifilítico que se pasea por la historia sin tomar resoluciones. De empezar la guerra de divisas entre China y EEUU, Europa no podría ni devaluar sus monedas, todas ellas sometidas a la tiranía del euro. La moneda común, es leal sirvienta de la oligarquía alemana, punta del tacón con que Merkel aplasta el sur de Europa.
¿Puede desencadenarse una tormenta perfecta en Europa? Sí: con los tipos de interés en mínimos, el BCE ni siquiera tiene munición para hacer frente a una crisis comercial. Por si fuera poco, los últimos datos apuntan a una desaceleración de la economía, pues las exportaciones industriales se han venido frenando en los últimos trimestres.
Europa cuenta con una de las economías más abiertas del mundo, y en los últimos años, los países del sur se han visto desplazados por la ortodoxia del BCE.Es por ello, que han crecido los partidos euroescépticos, aquellos que ponen en solfa al establishment europeo. En Italia, la Liga Norte de Mateo Salvini tiene es mimada por las encuestas, con una intención de voto cercana al 40%.También otras naciones, como Hungría y Polonia, se han mostrado reacias a ceder soberanía a los dictados de Bruselas.
La devaluación del yuan, podría acelerar la llegada de una nueva crisis económica. Esta, agitará aún más las posiciones disidentes, que han llevado al poder a gobiernos díscolos y ocasionado imprevistos como el Brexit. ¿Europa contra las cuerdas? Si no cambia de rumbo, desde luego.