Amazon ha ganado este tercer trimestre, un 26% menos que el pasado año. La crisis ya está aquí. Va asomando la patita. La noticia no coge por sorpresa a muchos, pues su CEO, Jeff Bezos, vendió 1.000.000 de acciones el pasado mes de Agosto.
Casi 2.000 millones de dólares, el sueldo de cualquiera en una tarde.
Esta noticia va a juego con la tendencia de moda, pues los ricos están desertando de las inversiones y acoplándose al efectivo. Y es que el 42% de las casas de inversión, están huyendo de la renta variable y acumulando ingentes cantidades de dinero. El resto, están tomando posiciones en bonos del estado y bienes raíces.
Todo bienes seguros, lo cual indica que los poderosos se huelen la recesión.
Hay otros, más avispados, que deciden llevarse sus fortunas a paraísos fiscales. Todo legal. Sin sanciones ni persecuciones de los estados. Al fin y al cabo, naciones poderosas como el Reino Unido, cuentan con abundantes prostíbulos fiscales bajo su jurisdicción, donde la casta parasitaria puede aparcar sus milloncejos.
Y mientras tanto, ¿Qué ocurre en los distintos países?
La gente mueve sus cuerpos al ritmo de las polémicas prefabricadas. Performances audiovisuales, donde el populacho se mantiene entretenido mientras el mundo se derrumba.
Los ricos no pagan impuestos mientras la mayoría social se ve acribillada a ellos; el 1% mundial ha visto crecer el valor de sus muchos activos, mientras que la masa social ve como sus salarios se han estancado. Además, cada vez es más difícil para la pequeña empresa, competir en un mundo dominado por las multinacionales. Los tipos de interés favorecen la especulación, mientras que las clases medias y trabajadoras ven el acceso a la propiedad como un sueño.
El capitalismo llega a su ocaso.
Los estados pierden legitimidad: es obvia la colusión entre las clases dirigentes y los grandes poderes económicos. Las leyes no son para los ricos, sino para someter a la plebe. Las masas, nos vemos hastiadas de la inmensa propaganda posmoderna, asfixiadas entre los millones de regulaciones y los millares de impuestos.
Todo con el fin de atarnos al suelo de la escala social.
El dinero, emitido por los bancos centrales directo a los bolsillos de los adinerados, llega a las masas populares en forma de deuda. Dinero fiduciario, emitido sin respaldo, que no es más que un papelito con tinta oficial grabada.
Los salarios se estancan; el desempleo crece; la IA nos sustituye; el planeta arde; el dinero es deuda; la propiedad un sueño…y el infierno una realidad. La historia pondrá pronto su maquinaria en marcha, y el mundo distópico de la globalización y el neoliberalismo pronto será enterrado y recubierto de cal.
El nacionalismo avanza. El mundo rosa-bombón diseñado por las élites, va camino del matadero, mientras el cambio de paradigma llega al final de su gestación. El cambio será duro; no exento de dolor y de sangre. Pero la historia es una rueda inamovible, capaz de girar hacia adelante sin freno ni nadie que la detenga.
Así ha sido siempre. Y ahora no habrá excepción.