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El dólar ha muerto. Puede que aún tenga signos de vida, como una serpiente apaleada que todavía tiene sus nervios vivos. Pero ha muerto.
Ha muerto por culpa del complejo militar industrial: las infinitas guerras de EEUU para proteger los intereses de su élite.
El dólar se imprime libremente y lo puede todo. Rebaja el valor de la vida y engorda los beneficios bancarios.
En las últimas décadas, el billetito verde ha sido mucho más impreso que las pasadas. En 1990,2 billones de dólares estaban metidos en derivados tóxicos; 70 billones para 1999 y, tras la brillante decisión de derogar Glass Steagall, 500 billones para 2008.
Los ultrarricos y el sistema bancario global, son responsables de la miseria que asola nuestro planeta. Un mundo en colapso, sin reparación posible. Un viejo orden que muere, levantando desde sus cenizas, un nuevo mundo.
El dinero fiduciario mantiene nuestra economía Fake. El dólar, máxima engañifa, prostituye las relaciones comerciales del mundo entero. Occidente pretende estar a la cabeza del mundo, cuando ha exportado sus fábricas a rincones del globo sin derechos laborales.
¿Qué produce hoy Occidente? Nada ¿Qué estándar de vida quiere tener? Todo. La economía de consumo financiarizada, sostenida solo por la idiotización de la población, es insostenible a largo plazo. La batuta de mando, se desplazará inevitablemente hacia el lado de quiénes fabrican y producen.
Y esa es la oportunidad de China.
China y Rusia, han venido acumulando oro en los últimos años. En el caso del gigante asiático, no se sabe con certeza las toneladas del mismo que acumula. ¿Tal vez 10.000?¿Quizá 20.000?Pronto lo sabremos, y será la herida de muerte definitiva para el dólar.
Se llega al final de una época. Es el fin del dinero fiduciario, el neoliberalismo y la globalización. Tres jinetes de la muerte que han sembrado dolor donde han tocado suelo. El nuevo mundo, pasa por un retorno al oro o un orden basado en la ruta de la seda China; yo apuesto por lo primero, pues los 500.000 millones de dólares gastados por los chinos a lo largo de todo el mundo, han dejado su economía más que endeudado.
El dinero fiduciario ha muerto. Es tiempo para el metal y el Bitcoin.