Había una vez tres hombres que, como parte de un reto, se disponían a escalar la montaña más alta. Los tres comenzaron a escalar.
El primer hombre escaló y escaló bajo el sol inclemente, cuando estaba cerca de 30 metros sobre el suelo comenzó a pensar en el calor que hacía y decidió detenerse a tomar agua, pensó que con detenerse a descansar no perdería el reto y así lo hizo.
El segundo hombre también comenzó a subir. Estaba muy entusiasmado con que lograría ser el ganador. Cuando estaba alrededor de 45 metros sobre el suelo empezó a cansarse, pero no dejó que esto lo detuviera. Luego comenzó a pensar en los reportajes que había visto en televisión acerca de las personas que ya habían intentado subir esa montaña y no habían podido, por lo que empezó a cansarse más y al mirar hacia arriba y ver la cima de la montaña más lejos de lo que él pensaba que estaba se detuvo y decidió no continuar para no abochornarse cuando todos supieran que no pudo terminar.
El tercer hombre continuó y al final fue este quien ganó. Cuando le preguntaron qué fue lo que hizo para ser el ganador respondió: “Sencillamente, cuando empecé el reto me dispuse a no parar y terminarlo. No me importó cuán lejos estuviera la cima, sólo me esforcé por alcanzarla y en ningún momento descansé, ya que si lo hacía era probable que al continuar no tuviera la misma energía que al principio. Nunca dejé de pensar en cuál era mi meta”
Al empezar algo debemos resolvernos a terminarlo. No debemos distraernos con otras cosas y pensar que podemos trabajar después para lograr ese sueño. Por más lejos que parezca estar nuestra meta, si nos esforzamos podremos llegar hasta allá, pero si nos ponemos a pensar en lo distante que se ve jamás lo lograremos y terminaremos por abandonarla. Por último no debemos dejar que las opiniones de los demás nos desmoralicen, si queremos lograr un sueño debemos hacer todo lo posible por alcanzarlo, y si no podemos no debe abochornarnos el que todos se
enteren de que no pudimos alcanzar nuestro sueño, sino más bien sentirnos orgullosos porque hicimos cuanto estuvo en nuestras manos por llegar hasta allá.