En el presente post he querido destacar mi lectura de una de las novelas de Rubi Guerra, El discreto enemigo, y su vinculación con el género policial y el tratamiento a la realidad que se da desde esa perspectiva.
La novela, según Bajtín, es el único género producido y alimentado por la época moderna de la historia universal. Según Albert Camus nace al mismo tiempo que el espíritu de rebelión. Las estilizaciones paródicas de los géneros y estilos han ocupado un importante lugar en los orígenes de la novela moderna. Pero al lado de ellas o en su fondo se puede identificar una visión crítica ante la realidad.
En ese marco, desde fines del siglo XIX, aparece el género policial, nuevo fenómeno que no dejaría de lado la crítica a la sociedad. Es más, se puede decir incluso que en la evolución de la novela esta es una nueva forma de cuestionar los valores de la sociedad moderna. Muchos estudiosos de la literatura han expresado que el relato policial tiene un carácter fuertemente cerebral, que significa la resolución de un problema, casi de un crucigrama; que está ligada al tema del laberinto o de la búsqueda peligrosa. Por otro lado, también se dice que narra la misma historia que la de aventuras, pero en sentido inverso, siguiendo el orden del descubrimiento como una arquitectura piramidal.
Edgar Allan Poe, a quien se pudiera considerar como el padre de este género, publica varios cuentos donde el protagonista principal se caracteriza por ser un astuto e inteligente hombre con todas las cualidades necesarias para resolver los crímenes más difíciles. Su nombre es August Dupin, y algunas de las cualidades que lo definen lo hacen parecer un superhombre.
Con el transcurrir de los años, este género adquiere un carácter popular que hace que otros autores se destaquen en él. Entre ellos, Sir Arthur Conan Doyle, Agatha Christie, Raymond Chandler, Dashiel Hammett, Grahan Greene, John Le Carré, etc. El creciente desarrollo de la novela policial fue, y aún lo es, un hecho cultural de importancia. Se vinculó, en sus inicios, al mundo anglosajón, pero hoy es ya un fenómeno universal.
En España y Latinoamérica encontramos los elementos del relato policial en las obras de numerosos autores. Sin embargo, es desde mediados del siglo XX hasta nuestros días cuando han ido apareciendo numerosas obras de importancia en el género policial, sobre todo en Cuba, Argentina, Brasil y México.
En Venezuela, aun cuando no se percibe una historia definida del género policial, encontramos la novela El discreto enemigo de Rubi Guerra, enmarcada en este género y donde la crítica a la realidad es fundamental; Guerra, de hecho, introduce una realidad social específica que nos resulta familiar. Así, él mismo ha expresado que ha usado la novela policial como medio para expresar su preocupación por el país. Los elementos del relato policial le han permitido tomar postura ante la sociedad.
Aun cuando no se había propuesto hacer una novela policial por el simple hecho de escribir algo enmarcado en este género, la realidad misma le impuso a Guerra el relato policial, al querer ofrecer un retrato crudo de la sociedad; y es que no podía ser de otra forma, la realidad es violenta y el relato policial, lo decía el mismo Raymond Chandler, trata de crímenes, de muertes, es decir de la violencia.
La alusión a esta situación no hace más que confirmar la idea de Camus de que “la actividad novelesca supone una especie de rechazo de lo real”. En el caso de la novela de Guerra, diríamos que más que un rechazo radical se trata de la presentación del espejo de la misma realidad para que los lectores, al leerla, seamos quienes la rechacemos.
Así como la literatura policial, de manera general, sirve al escamoteo de la realidad dolorosa, para la crítica implícita de las instituciones, expresa los temas obsesivos y las frustraciones de nuestra sociedad, también El discreto enemigo ofrece algo de esto. Vemos, por ejemplo, cuando se habla de la nocturnidad de la ciudad y de todo lo que margina y niega la sociedad, escondido en el mercado viejo se dice lo siguiente: "Aquí no entraban los trabajadores sociales de la gobernación, los inspectores de sanidad de la alcaldía, ni los cobradores de impuesto, los vendedores de parcelas en el cementerio, los representantes de la Fundación del Niño; la policía, de vez en cuando, podía permitirse atravesar sus muros, y sólo cuando venía a hacer negocios".
En El discreto enemigo, desde las primeras páginas de muestra de su sentido irónico y crítico. Con frecuencia, el humor del novelista intelectual sirve a una intención de crítica social. Es por ello que el humor se presta para que los intelectuales nos muestren el otro lado de la realidad y, criticándola -a través de la ironía-, convertirla en nada. Rubi Guerra trata, en principio, de conectar la obra con la realidad y, luego, darnos a entender, en cierto modo, que su crítica corresponde en cierta manera -más que a él- a su entorno mismo.
El personaje de la novela, Medina, creo que hereda las características del héroe decadente, descritas con suficiente claridad en el cuento "La muerte y la brújula" de Jorge Luis Borges. Allí el héroe posee todas las cualidades de los héroes de Poe, Conan Doyle, etc., pero esas características ya no le son útiles en el mundo moderno, lleno de azar, caos e improvisación, y, por el contrario, lo llevan a su perdición. Algo de esto ocurre con Medina, su pensamiento clásico lo lleva a pensar, por ejemplo, que el homicidio de María está relacionado con el narcotráfico cuando en realidad lo mató su primo por celos.
Finalizo intentando sintetizar el tema central de la obra con una imagen visual. Y es que se puede establecer un puente de conexión entre El discreto enemigo y la película brasilera "Ciudad de Dios"; la impresión que dejan ambas obras es la de que el mal no se acaba y, por el contrario, se acrecienta en las generaciones de relevo. Quizá y hasta profética haya sido la siguiente afirmación de la novela: "Yo sabía, sin embargo que no estaba muerto del todo, nunca nada lo está, aún lo que nos parece más alejado de la vida, en la piedra y la podredumbre, habita una vida parasitaria que carcome y se transforma".