Llega el verano y estamos deseando zambullirnos en la piscina; pero pasamos tanto tiempo en el agua que aparece irritación y picor de ojos debido al cloro. La solución es transformar la piscina a cloración salina, comúnmente conocidas como piscinas de agua salada.
Las piscinas de cloración salina funcionan de la siguiente manera: una vez que echamos la sal en el agua (6kg de sal por metro cúbico de agua aproximadamente), el agua pasa por un clorador salino. Lo que ocurre en este clorador es que mediante un proceso de electrolisis, se separa el cloro contenido en la sal (NaCl) y obtenemos hipoclorito sódico (NaClO), que cuando está disuelto en agua es un excelente desinfectante. Una vez cumplida su función, el hipoclorito sódico vuelve a convertirse en sal.
Las ventajas de las piscinas con cloración salina son las siguientes:
- No se producen irritaciones en ojos, piel y mucosas
- Se elimina el sabor y olor a cloro
- No destiñe el pelo ni los bañadores
- No hace falta comprar otros productos antisépticos
- A la larga es más económico, pues no es necesario volver a añadir sal salvo pequeñas reposiciones, ya que no se evapora
- Ahorro en electricidad
- El sistema es respetuoso con el medio ambiente (las cloraminas se destruyen en el proceso)
La única desventaja es la inversión inicial, que es algo caro; pero a la larga se recupera, puesto que el gasto generado por un sistema de cloración salina es aproximadamente la quinta parte.
El mantenimiento posterior es bajísimo. Solo hay que reponer parte de la sal una vez al añoy limpiar los electrodos de vez en cuando, del resto se encarga el clorador salino automáticamente.
El clorador lo puede instalar el propio usuario siendo algo manitas. Solo hay que intercalarlo entre el filtro de arena y la piscina.
En resumen: es mejor para la salud, para nuestra comodidad en el mantenimiento, para el bolsillo y para el medio ambiente.
Fuente de las fotos:
http://www.cloradoressalinos.es/
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