Cuando era pequeño a menudo en clases de educación física o deporte, me consideraba un niño bastante competitivo, fuera cual fuera el deporte que estuviéramos jugando en ese momento, lo que a mi me preocupaba era ganar, siempre ganar y ganar, no existía otra cosa en mi cabeza. Pero obviamente ese comportamiento era algo bastante común entre los niños de esa edad, yo no era el único, de hecho la mayoría de los niños que estudiaban conmigo se comportaban de igual manera. Este tipo de comportamientos hacía que nos esforzáramos al máximo y agotar todas nuestras energías para llegar de primeros o ganar una partida de fútbol. Sin embargo a medida que pasaba el tiempo, para mi y para todos ellos ese espíritu de competitividad se fue desvaneciendo, para ser honestos no tengo una idea clara de por qué ocurre este fenómeno, pero así va sucediendo.
¿Alguna vez te has preguntado qué es lo que mantiene a las empresas grandes en constante mejora? o quizá ¿Qué es lo que hace que una persona se esfuerce por mejorarse a sí misma para ofrecer mejores servicios? sea cual sea el campo en el que se desarrolle.
La respuesta es: La competencia.
La libre competencia exige que sus competidores (valga la redundancia) se esfuercen al máximo para obtener la supremacía de algo, desde un puesto de trabajo o en un equipo de fútbol, hasta la supremacía en algún mercado, haciendo uso de la ley universal llamada "ley de oferta y demanda", ya que esta aplica para absolutamente todo en la vida. Y este tipo de estímulo (competitividad) desde los tiempos mas antiguos ha influido en la capacidad del hombre para mejorar, junto a el estímulo individualista de obtener un beneficio propio a cambio de algo, entonces esto quiere decir que la libre competencia debe ser incentivada y no vulnerada.
La libre competencia nos hace mejores. El sentir que estamos en competencia con otra persona nos lleva a límites que quizá ni conocíamos de nosotros mismos, todo en busca de la obtención de algo, pero que para llegar a ese algo debemos probar que somos una mejor opción que otras personas, y la única manera de lograr eso es convirtiéndonos realmente en mejores individuos. Soy un fanático de los deportes todavía, en especial del fútbol pero este principio aplica para cada uno de ellos. Cuándo el manager de un equipo quiere que sus jugadores se esfuercen mas dentro del terreno de juego aplica un viejo truco confiable, traerle a un jugador de la misma posición para que genere competencia. Esto le hace ver al otro jugador que estaba primero que su puesto dentro del equipo ya no está garantizado, y que si quiere seguir estando en la alineación titular deberá esforzarse mucho más por jugar mejor, y si no, simplemente es reemplazado por otro jugador mejor. Entonces esto beneficia al equipo puesto que la calidad de juego no se pierde e incluso mejore, beneficia al fanático que disfruta de un mejor espectáculo, en pocas palabras beneficia a todos.
Comercialmente hablando, la competencia nos beneficia a todos cómo consumidores. Cuando existen monopolios dentro de un mercado, es poca la oferta que hay sobre algún producto o servicio, haciendo que este valga mucho mas y no necesariamente tenga la mejor calidad posible. Pero cuando existen las condiciones para una libre competencia entre varias empresas peleando por la supremacía del mercado, existe mayor oferta de productos o servicios, haciendo que estas empresas ofrezcan precios mas competitivos que el de sus adversarios, o sea precios mas bajos, y además de eso si quieren obtener mayores ventas y ganancias que sus competencias deberán estar en constante mejora de dichos productos y servicios, a final el que sale ganador de todo este asunto es el consumidor.
Un espíritu competitivo crea mejores resultados a largo plazo. Cuando se incentiva el espíritu competitivo entre las personas, estas se acostumbran siempre a trabajar en base a esto para así mejorar constantemente, cosa que a largo plazo produce resultados increíbles, por eso es que hay países mas desarrollados que otros, puesto que promueven la competencia entre sus ciudadanos, para así crear un resultado grande y duradero.
La libre competencia siempre va a sacar los mejores resultados posibles dentro de cualquier campo dónde se le aplique, y esto ha estado demostrado a lo largo de toda la historia de la humanidad, es un principio demasiado básico. El espíritu de competitividad del hombre lo hace hacer cosas impensables para él, de hecho, si quieres influir en el comportamiento de alguien, trata de estimular su espíritu de competitividad. El entrenador de mi equipo de béisbol cuando era niño tenía una táctica interesante para hacer que nosotros los alumnos diéramos mas vueltas al campo cada vez. En el turno anterior les decía a los alumnos que dieran cuantas vueltas pudieran, y el número de vueltas que daban esos alumnos el lo escribía con tiza en el pizarrón del dough out para que el segundo turno viera el número, y gracias a este espíritu competidor diéramos más vueltas, entonces lo mismo hacía con el grupo siguiente y así. Además de que cada uno tenía un reemplazo en cada posición del campo, así que era imposible para alguno de nosotros no esforzarse, ya que fácil podíamos perder nuestro puesto. En fin, este tipo de influencias son solo posibles al inculcar el espíritu de la competitividad entre las personas, sacando sus mejores esfuerzos y resultados.
Y lo más importante es que este tipo de pensamiento se inculcaban en la mente de los muchachos, quedaba grabado para siempre en sus memorias, haciendo que el efecto de esta acción perdurara para siempre.
La competencia es uno de los estímulos principales de la excelencia.