EL DÍA QUE LA MUERTE SE ENAMORÓ DE UNA MORTAL ¿LO CREES O NO LO CREES?

in spanish •  7 years ago  (edited)

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Una tarde,
la muerte caminaba
en la tierra de los mortales
tratando de encontrar las almas perdidas
y poder llevárselas,
fue en aquel momento
cuando su instinto lo alertó que un mortal
partiría hacia el otro mundo,
pero el alma necesitaba la presencia de la muerte
así, poder partir juntos
hacia el infinito.

Mientras el veneno de la noche crecía,
la muerte se desplazó hacia el cuerpo
agonizante del mortal,
junto a ella,
la rodeaba algunos Ángeles
que permanecían allí para protegerla;
La fuerte brisa fría que recorría
el rostro del mortal,
daba indicio de la presencia de la muerte,
los Ángeles se alejaron del lugar
al ver que la silueta negra
había llegado.

La muerte quedo allí estático,
sólo se quedó contemplando
el hermoso rostro de una hermosa mujer;
En ese momento
su alma vacía comenzó a temblar
y todos sus sentidos cobraron vida,
los ojos de la mujer se abrieron
haciendo ahogar un suspiro
en el alma maldita de la muerte.
Él no lograba explicarse
lo que estaba experimentado,
de cómo una mortal podía
cautivar su corazón inexistente,
entre la frontera de la vida y la muerte.

Él se decía,
soy el que guía algunas almas
hacia la oscuridad perpetua,
como a otras
hacia las orillas del lago,
en donde los Ángeles los esperan
en las barcas,
así ellos se encargarían
en trasladar aquellas almas
para que encuentre el descanso eterno.

Su única respuesta era,
que se había enamorado
de una muchacha de ojos esmeralda
que por unos momentos
ella lo aisló de su que hacer diario,
haciendo que las almas perdidas
en la dimensión de la muerte,
aclamaran a gritos su presencia,
así poder ser guiadas al otro mundo.

La mujer le dijo que estaba preparada
para partir junto a él,
pero el respondió diciendo,
no sé cómo me he enamorado de ti,
eso no lo sabré jamás,
pero no me perdonaría a que recorrieras
junto conmigo por la eternidad,
en los parajes malditos
que suelo recorrer con otras almas,
no sé si somos como una pluma que flota
en el umbral de lo desconocido,
o somos almas sin rumbo fijo
que no encontramos el deseado final del camino,
en que nuestras almas
encuentre el descanso eterno.

Con un fuerte abrazo la despidió
dejándola en el mundo de los mortales,
y ante los ojos de la mujer,
fue desvaneciéndose la silueta de la muerte,
que se marchó junto con las almas
pérdidas que están destinadas
hacer guiadas por él.
y con la tristeza en sus ojos,
el cielo se tornó de color gris
haciéndolo llorar junto con la lluvia,
extendiendo el llanto
hasta el frío del amanecer.

N. J. Pallottini V.

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