Besar tiene su propia ciencia: la Filematología (que no filetematología), que se dedica a estudiar cuáles son las reacciones que se producen en nuestro cuerpo cuando besamos o somos besados; como, por ejemplo, que cuando besamos siempre giramos la cabeza a la derecha debido a que en nuestras últimas semanas de gestación y lactancia la girábamos en ese sentido; o que siempre cerramos los ojos debido a que al dilatarse las pupilas, el cerebro nos impulsa a entornarlos.
Los besos por sí mismos combinan tres sentidos: el gusto, el tacto y el olfato. Cada sentido por separado es capaz de producir una fuerte reacción emocional y química que provoca cambios asombrosos en el organismo.
ELEGIR PAREJA
La neurocientífica Wendy Hill afirma que las sustancias químicas que contiene la saliva nos ayudan a evaluar a una posible pareja para decidir si es la más idónea. De la misma opinión es Helen Fisher, profesora de antropología en la Universidad Rutger y experta mundial en la biología del amor.
«Besar es un poderoso mecanismo de adaptación» presente en más del 90% de las sociedades humanas. En él intervienen numerosas sustancias químicas que nos permiten seleccionar a la pareja adecuada. La saliva masculina tiene testosterona que, transmitida a la mujer, aumenta su deseo sexual.
Cuanto más duradero y húmedo sea un beso, más testosterona recibirá la mujer y más deseo sexual experimentará.
Asimismo, el hombre detectará a través del beso los niveles de estrógenos femeninos que indicarán a su cerebro el grado de fertilidad de ésta.
Las mujeres pueden detectar el sistema inmunológico del hombre a través del beso, algo determinante para elegir pareja, puesto que suele elegirse a un hombre con un sistema inmunológico distinto al nuestro para asegurar que a descendencia tenga uno fortalecido.
REVOLUCIÓN QUÍMICA
Un beso involucra a cinco de los doce nervios craneales. A medida que aumenta en intensidad y duración, las terminaciones nerviosas de los labios se vuelven más sensibles. Éstas disparan señales hacia la corteza cerebral y se liberan neurotransmisores, como dopamina, endorfinas y feniletilamina.
Un beso apasionado actúa como una droga produciendo dopamina, responsable de los sentimientos de placer, motivación, euforia y obsesión. Las endorfinas, además de generar sentimientos de euforia, alivian el dolor y el cansancio, y la feniletilamina influye en el estado de ánimo y la atención.
REFUERZO DEL VÍNCULO AFECTIVO
Por lo tanto, besarse refuerza el vínculo afectivo de la pareja favoreciendo las relaciones a largo plazo, porque involucra los tres sistemas cerebrales diferentes que permiten el emparejamiento y la reproducción: la atracción sexual, regida por la testosterona; el amor romántico, regido por la dopamina, y el apego, regido por la oxitocina que fomenta la unión, permitiendo a una pareja permanecer unida suficiente tiempo como para criar hijos.
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