Para nadie es un secreto la fuerte crisis que se vive en Venezuela y, el venezolano lucha día a día por llevar el pan a su casa. Esto que les voy a contar es una anécdota que me ocurrió hoy y que demuestra como el venezolano puede resolver en situaciones difíciles y hacerlo con la jocosidad que lo caracteriza.
Hoy salí de una larga cola del cajero del banco a eso de la 1:00pm, después de 2 horas en la cola me fui sin nada de efectivo, no tenía ni para un pasaje en camioneta y me estaba ya muriendo de hambre; en mi afán por solucionar el factor transporte a mi casa pensé en hablar con algún moto taxi que parara en la calle y preguntarle si podía pagarle con transferencia, dije que no perdía nada con intentar así que le di “play” a mi brillante plan.
Llegue a una parada de moto taxistas y le pregunto al primero que veo, “epa ¿aceptas transferencias?” A lo que me respondió, “si pero solo si la haces de una vez”, yo no cargaba mi teléfono inteligente porque no me gusta sacarlo cuando voy a andar a pie por ahí, entonces le dije, “es que no tengo de donde hacerla por aquí, puedo hacerla en lo que llegue a mi casa, soy confiable, créeme”, él obviamente no me creyó y me dijo que no, fui por mi segundo objetivo fallando en el intento, en lo que fui rechazada por tercera vez un chamo me ve y me dice, “¿para dónde vas?”, yo le doy la dirección y le digo que solo tengo para pagar por transferencia o en tal caso por punto de venta, él me miro y me dijo, “vámonos, ya veré que se me ocurre en el camino”, yo súper feliz y de lo más confiada me subo a la moto, en camino a mi destino el motorizado se para frente a un puesto de frutas improvisado en la calle y le pregunta al señor que si tiene punto, el señor le responde de manera positiva y él le dice “deme un melón que no pase de 25mil”, el señor se lo buscó y yo muy diva fui y pague por el melón, al montarme de nuevo en la moto el muchacho me dice, “ya tengo el juguito para el almuerzo” esto acompañado de una sonrisa. Así, yo pude llegar a mi casa a comer y él tenía el jugo para acompañar su comida. Fin de la historia.
Después de comer recordé la situación y me dio mucha risa como se habían dado los hechos y me sorprendió mucho como él resolvió algo que le faltaba de una manera nada común, en fin, lo que esta anécdota me demostró es que, el venezolano podrá estar pasando por una crisis que muchas veces nos lleva a dejar a un lado las personas amables, buenas, chéveres y generosas que somos, sin embargo aún existen aquellos que a pesar de las fuertes situaciones están dispuestos a brindar una ayuda y a buscar soluciones en las adversidades.