Un Mes a la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesu-Christo
Oración inicial, oración en honor de la Sangre Preciosa
¡Oh Sangre Preciosa de Jesús!, precio infinito del rescate de la humanidad pecadora, bebida y lavatorio de nuestras almas, que protegéis continuamente la causa de los hombres ante el trono de la suprema Misericordia, os adoro profundamente, y quisiera, en cuanto me fuere posible, resarciros de las injurias y ultrajes que recibís continuamente de los hombres, especialmente de aquellos que se atreven temerariamente a blasfemar contra Vos.
¿Y quién no bendecirá esta Sangre de valor infinito? ¿Quién no se sentirá inflamado de amor a Jesús, que la derrama? ¿Qué sería de mí si no hubiese sido rescatado por esta Sangre Divina? ¿Quién ha sacado de las venas de mi Señor hasta la última gota? ¡Ah! Ha sido ciertamente el amor. ¡Oh, amor inmenso, que nos has dado este tan saludable bálsamo! ¡Oh bálsamo inapreciable, brotado del manantial de un inmenso amor! ¡Ah! Haced que todos los corazones y todas las lenguas os puedan alabar, ensalzar y dar gracias, ahora y por siempre. Amén.
Sermón para la Festividad de la Preciosísima Sangre de Christo - puntos 20 y 21
Como cuenta el Evangelio, del costado de Christo salió aquel arrollo de Sangre que emanó para nuestra salud y remedio. Es tradición común de la Iglesia que fue el lado derecho. Así lo dispuso su Divina Majestad con particular misericordia, porque para Dios no hay casualidades.
¿Y qué misterio tendrá este suceso, no sabremos?
Sí, pues en el lado derecho está significada su misericordia, como en el izquierdo su Justicia. Y con esto se nos dice que el hecho de que Christo derramara esa preciosa Sangre como Pelícano, para darnos salud y vida, fue efecto de su grande misericordia.
El Apóstol San Pablo, hablando de la Sangre de Christo dice que clama mejor que la de Abel. ¿Pues en qué clama mejor?
Responde san Anselmo: La sangre de Abel clamaba pidiendo castigo, venganza; pero la Sangre de Christo clama pidiendo misericordia. Mas os diré, refieren Rabbi Abraham y Aristóbulo, que Adán guardó el pellico (ropa) de Abel, teñido en su sangre, que Noé lo heredó, que esta reliquia pasó a Moisés, que pasó en el Sancta Sanctorum en el Templo de Jerusalén, acompañando el Arca; y que siempre que en el mundo (hasta los tiempos de Christo) padecía algún inocente, vertía sangre fresca el vestido de aquel justo que murió inocente. Aquí se descubre como la sangre de Abel clama por el inocente.
¿Y la sangre de Christo por quien clama?
Lo dicen san Juan Crisóstomo, san Cirilo y Teofilato: La Sangre de Cristo clama por los pecadores, pidiendo para ellos misericordia, gracia y perdón de sus pecados.
Ved ahí, como dice muy bien el Apóstol san Pablo, que la Sangre de Christo clama mejor que la de Abel. Pues si la de Abel clama por los inocentes, la de Christo clama por los pecadores, pidiendo perdón y misericordia para ellos. Por esta razón (dice el Angélico Doctor santo Tomás) Christo conservó las roturas de sus cinco principales Llamas, para manifestarlas al Padre en el Cielo cuando ruega por los pecadores.
Rosario o coronilla de la Sangre Preciosa (publicado aquí),
Septenario o siete ofrecimientos de la Preciosísima Sangre (publicado aquí) y/o
Letanía de la Preciosísima Sangre de nuestro Señor Jesu-Christo (publicada aquí).
Fuente: ver publicaciones anteriores.