Un Mes a la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesu-Christo

Oración inicial, oración en honor de la Sangre Preciosa

¡Oh Sangre Preciosa de Jesús!, precio infinito del rescate de la humanidad pecadora, bebida y lavatorio de nuestras almas, que protegéis continuamente la causa de los hombres ante el trono de la suprema Misericordia, os adoro profundamente, y quisiera, en cuanto me fuere posible, resarciros de las injurias y ultrajes que recibís continuamente de los hombres, especialmente de aquellos que se atreven temerariamente a blasfemar contra Vos.

¿Y quién no bendecirá esta Sangre de valor infinito? ¿Quién no se sentirá inflamado de amor a Jesús, que la derrama? ¿Qué sería de mí si no hubiese sido rescatado por esta Sangre Divina? ¿Quién ha sacado de las venas de mi Señor hasta la última gota? ¡Ah! Ha sido ciertamente el amor. ¡Oh, amor inmenso, que nos has dado este tan saludable bálsamo! ¡Oh bálsamo inapreciable, brotado del manantial de un inmenso amor! ¡Ah! Haced que todos los corazones y todas las lenguas os puedan alabar, ensalzar y dar gracias, ahora y por siempre. Amén.

Sermón para la Festividad de la Preciosísima Sangre de Christo – puntos 26 y 27

26. Yo soy como el bálsamo, que comunica sus fragancias, dice Christo Señor nuestro por el Eclesiástico. Ahora hemos de ver en qué le semeja el ser bálsamo.
El Abad Absalón dice que así como la planta del Bálsamo destila unas gotas, que sirven de medicina para muchas dolencia; así Christo, estando en el Huerto, sudó el bálsamo de su preciosa Sangre, para dar la salud (salvación) a los hombres.

27. De la planta de Balsamo, escribe la Glosa, que en cierto tiempo del año, no contentos los Labradores con el fruto que les da, le hieren con varas, piedras y hoces, y por sus heridas destila unas lágrimas, las cuales recogidas hacen un precioso bálsamo. Y la pérfida envidia de los judíos, no contentos con el fruto de los prodigios y milagros que hacía Christo en beneficio de las gentes, le hirieron todo el cuerpo, hasta quitarle la vida; por cuyas heridas destiló el precioso bálsamo de nuestra salud (salvación). Es el bálsamo, dice san Jerónimo, el que sirve de medicina para las heridas. Y para que el pecador se cure de las heridas de sus pecados, Christo nos dio con liberalidad el precioso bálsamo de su Sangre.

1. Rosario o coronilla de la Sangre Rosario o coronilla de la Sangre (publicado aquí),


2. Septenario o siete ofrecimientos de la Preciosísima Sangre (publicado aquí) y/o


3. Letanía de la Preciosísima Sangre de nuestro Señor Jesu-Christo (publicada aquí).

_{Fuente: ver publicaciones anteriores}