Un Mes a la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesu-Christo
Oración inicial, oración en honor de la Sangre Preciosa
¡Oh Sangre Preciosa de Jesús!, precio infinito del rescate de la humanidad pecadora, bebida y lavatorio de nuestras almas, que protegéis continuamente la causa de los hombres ante el trono de la suprema Misericordia, os adoro profundamente, y quisiera, en cuanto me fuere posible, resarciros de las injurias y ultrajes que recibís continuamente de los hombres, especialmente de aquellos que se atreven temerariamente a blasfemar contra Vos.
¿Y quién no bendecirá esta Sangre de valor infinito? ¿Quién no se sentirá inflamado de amor a Jesús, que la derrama? ¿Qué sería de mí si no hubiese sido rescatado por esta Sangre Divina? ¿Quién ha sacado de las venas de mi Señor hasta la última gota? ¡Ah! Ha sido ciertamente el amor. ¡Oh, amor inmenso, que nos has dado este tan saludable bálsamo! ¡Oh bálsamo inapreciable, brotado del manantial de un inmenso amor! ¡Ah! Haced que todos los corazones y todas las lenguas os puedan alabar, ensalzar y dar gracias, ahora y por siempre. Amén.
Sermón para la Festividad de la Preciosísima Sangre de Christo – punto 33
Pero advertid, oyentes míos, que esto ha de ser acompañado a esta confianza con buenas obras; pues como dice Malonio, al paso que es esta preciosa Sangre de salvación para el justo, servirá de condenación para el malo y obstinado pecador. Y en prueba de esto, trae el dicho autor lo que sucedió en la muerte de Christo. Pues al tiempo que este misericordioso Redentor franqueaba en la Cruz todo el tesoro de sus venas, para salvación de las almas, agonizaban dos pecadores a sus lados, que eran Dimas y Gestas; a Dimas se le abrieron las puertas del Paraíso siendo perdonado. Pero a Gestas, dice el dicho autor, se le abrieron las puertas del infierno, pues delante de la Cruz donde moría se abrió una cima tan profunda, que llegaba hasta las cuevas del infierno, la cual hoy día se ve con la circunstancia, que la boca de dicha rotura está rubricada con el color de la Sangre de Christo.
Pues si esa Sangre se derramaba por bien de todos, ¿cómo al buen ladrón, que era Dimas, le abrió las puertas del Cielo, y al mal ladrón, que era Gestas, le arrojó al infierno? Es que el buen ladrón, conociendo el amor de Christo en derramar su Sangre por los hombres, se arrepintió de sus pecados, y le pidió perdón. Pero el mal ladrón estaba siempre obstinado en su maldad; y esta santísima Sangre de Christo, es salvación para el que con tiempo se vale de ella, volviéndose a Dios, confesando su fé y pidiendo perdón de sus culpas, pero para el obstinado e incrédulo, le sirve para su condenación en castigo de su ingratitud.
- Rosario o coronilla de la Sangre Rosario o coronilla de la Sangre (publicado aquí),
- Septenario o siete ofrecimientos de la Preciosísima Sangre (publicado aquí) y/o
- Letanía de la Preciosísima Sangre de nuestro Señor Jesu-Christo (publicada aquí).
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