Mes al Inmaculado Corazón de María - 21 de agosto

in spanish •  7 years ago  (edited)

Agosto: Mes al Inmaculado Corazón de María
Día 21

Meditaciones para la Fiesta y Octava del Corazón de maría: 1.ª

Las devociones para este mes:

  1. Rosario en Honor al santísimo Corazón de la bienaventurada Virgen disponible en esta publicación y este rosario contiene la Salutación Ave, Cor sanctissimum que también se ha publicado por separado aquí.

  2. Letanía (disponemos de 9 letanías, para cada día de la octava, que se rotarán durante los 20 días) en esta publicación está la primera letanía para la víspera de la fiesta.

  3. El cántico del Magníficat disponible bilingüe en esta publicación. La obra contiene diversos himnos y cánticos (latín con y sin francés). Sin embargo, san Juan Eudes dedica el Libro X de su obra específicamente a este cántico del Magníficat.

  4. Una meditación (perteneciente a una de las dos octavas de la obra u otras meditaciones contenidas en esta) o un texto extraído de la obra. En este día comenzamos las meditaciones para la fiesta. Hoy es para la víspera de la fiesta:



Meditación 1. Preparación


Punto 1.°


Consideremos que todas las fiestas que se celebran en la Iglesia son otras tantas fuentes de gracias, especialmente las de Nuestro Señor y las de su bienaventurada Madre. Pero entre las fiestas de esta Madre admirable, la de su sacratísimo Corazón es como el corazón y la reina de las demás; porque el Corazón es la sede del amor y de la caridad, la cual es la reina de todas las demás virtudes y el manantial de todas las gracias. Por eso, esta solemnidad es un océano de gracias y bendiciones, no para toda clase de personas, sino únicamente para aquellas que se disponen a recibirlas. Pues habiéndolas adquirido Nuestro Señor con el precio de su Sangre y de infinitos tormentos, hace donación de ellas como de una cosa que le es infinitamente querida y preciosa. Por lo cual desea que tengamos gran estima y veneración singularísima a estas mismas gracias y, por lo mismo, que pongamos un cuidado y diligencia particular en prepararnos para recibir las que él nos quiera dar en esta gran solemnidad a fin de hacer uso de ellas para celebrarla dignamente, para lo cual tenemos que hacer tres cosas.

La primera es humillarnos infinitamente, reconociendo que somos infinitamente indignos de tomar parte alguna en esta santa festividad. En primer lugar, porque la fiesta de un Corazón enteramente abrasado en el fuego del divino amor, pertenece más bien a los serafines que a hombres pecadores como nosotros; condición de pecadores que nos debe abismar en una humillación infinita. En segundo lugar, porque somos además infinitamente indignos de participar de las bendiciones y gracias de esta fiesta, por el mal uso que hemos hecho de las que Dios nos ha dado, y por los obstáculos que hemos puesto a las que nos hubiera dado de no haber mediado impedimento por parte nuestra. Humillémonos, pues, delante de Dios profundísimamente a vista de estas verdades demasiado verdaderas.

Punto 2.°


La segunda cosa que debemos hacer para prepararnos a esta solemnidad, es tener un gran deseo de celebrarla santamente, desterrando de nosotros todo lo que desagrade a nuestro Señor y a su santísima Madre. Con este fin, tengamos cuidado de hacer un serio examen de todas las faltas de pensamientos, palabras, obras, afectos, de las facultades del alma y de todos nuestros sentidos interiores y exteriores, a fin de humillarnos, pedir perdón de ellas a Dios, confesarnos con exactitud, y corregirnos de las mismas.

Punto 3.°


Para celebrar bien esta fiesta del sagrado Corazón de la Madre del amor hermoso, es poco, o más bien nada, emplear tan sólo los afectos de nuestro corazón; es preciso además, emplear todos los corazones del cielo y de la tierra, en cuanto nos sea posible. Pues, ya que el Espíritu Santo, hablando por boca de San Pablo nos asegura que todas las cosas nos pertenecen: Todas las cosas son vuestras, habiéndonoslo dado todo nuestro Padre celestial, al darnos a su propio Hijo: Con él nos dio todas las cosas; tenemos derecho a hacer uso de todos los corazones, como de cosa nuestra, para celebrar las alabanzas del bienaventurado Corazón de nuestra divina Madre. Más particularmente debemos pedir a nuestros ángeles custodios y a los demás ángeles, especialmente a los serafines, e igualmente a los santos patriarcas, profetas, apóstoles, mártires, confesores, vírgenes, y a todos los bienaventurados, de un modo particular a los santos sacerdotes y levitas, y a todos los santos que se han distinguido por una especial dependencia del Corazón Sagrado de la Reina del cielo, que unan nuestros corazones con los suyos, nos hagan partícipes de su devoción a esta gran Princesa, y empleen todas sus fuerzas para ayudarnos a celebrar dignamente esta amable solemnidad, en la medida en que sea posible a la debilidad humana. Sobre todo, ofrezcamos y entreguemos nuestros corazones, nuestros cuerpos, nuestras inteligencias y cuanto somos al amor infinito del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo hacia la Madre del Salvador; y supliquémosles nos asocien con ellos en este divino amor, y nos preparen para celebrar esta fiesta del modo que les sea más agradable.

JACULATORIA: Preparado está mi corazón, ¡oh Dios de mi corazón, preparado está mi corazón!

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