Agosto: Mes al Inmaculado Corazón de María
Día 23
Meditaciones para la Fiesta y Octava del Corazón de maría: 3.ª (el segundo día de la octava)
![](https://steemitimages.com/DQmTmD3e9e9E6QGKSGD1kpXvHUDd8kCc1nf7tXrtM7dsvBz/corazonmaria.jpg)
Las devociones para este mes:
Rosario en Honor al santísimo Corazón de la bienaventurada Virgen disponible en esta publicación y este rosario contiene la Salutación Ave, Cor sanctissimum que también se ha publicado por separado aquí.
Letanía (disponemos de 9 letanías, para cada día de la octava, que se rotarán durante los 20 días) en esta publicación está la tercera letanía.
El cántico del Magníficat disponible bilingüe en esta publicación. La obra contiene diversos himnos y cánticos (latín con y sin francés). Sin embargo, san Juan Eudes dedica el Libro X de su obra específicamente a este cántico del Magníficat.
Una meditación (perteneciente a una de las dos octavas de la obra u otras meditaciones contenidas en esta) o un texto extraído de la obra. Esta es la meditación para el segundo día de la octava de la fiesta:
Meditación 3. El Corazón Santísimo de la Virgen es una imagen viva del Corazón adorable del Padre Eterno
Punto 1.°
Considerad y honrad al Corazón sacratísimo de la bienaventurada Virgen, como vivo retrato e imagen perfecta del Corazón adorable del Padre Eterno. Pues así como el Corazón divino del Padre de Jesús, es la fuente primera de la Encarnación y del nacimiento de su Hijo en la tierra, así también el santísimo Corazón de la Madre de Jesús es el segundo principio; porque así como fue el amor del Padre de las misericordias quien le movió a enviar a su Hijo a este mundo, y a hacerlo nacer en la tierra para la salvación de los hombres: así también el amor purísimo y ardentísimo que abrasaba al Corazón virginal de la Madre de gracia para con Dios y para con nuestra alma fue quien atrajo al Hijo de Dios del seno del Padre, le hizo descender a sus benditas entrañas y le dio a luz en este mundo para realizar en él la obra de nuestra salvación.
De suerte que, así como Jesús es el primer fruto del Corazón adorable del Padre: así el mismo Jesús, es el primer fruto del Corazón amabilísimo de su Madre. Porque, además de que según la expresión de San Agustín, ella le concibió en su Corazón antes de concebirle en su vientre; se hizo digna de concebirle en sus entrañas, porque le concibió antes en su Corazón, por la humildad, la pureza, el amor, y la caridad de este mismo Corazón. Esta Madre admirable formó y llevó a su Hijo Jesús en su Corazón más santamente, por más tiempo y mucho antes que en su vientre; pues la santidad de sus benditas entrañas procede de la caridad de su Corazón. Le llevó en su vientre sólo por espacio de nueve meses; pero le llevó siempre y le llevará en su Corazón eternamente, tanto que el Salvador es sobre manera más fruto de su Corazón que de su vientre.
¡Oh, qué maravilla! Este Corazón incomparable es, entre las puras criaturas, la obra más excelente de la omnipotente bondad de Jesús: y por un milagro incomprensible, el mismo Jesús es la obra maestra del Corazón de María, el cual, por su humildad y amor, atrajo del seno adorable del Padre, donde ha nacido desde toda la eternidad, para hacerle nacer en el seno virginal de su Madre, en la plenitud de los tiempos. De aquí resulta que así como el Hijo unigénito fue y será eternamente el único objeto del amor y de la complacencia del Padre: así el Hijo unigénito de María fue y será siempre el centro de todos los afectos de su Corazón maternal.
Oh Corazón admirable, así como entre todos los corazones vos fuisteis el primero que trajo al Verbo eterno del seno adorable del Padre al seno virginal de su Madre: así fuisteis el primero que se hizo digno de recibirle, cuando salió del seno del Padre y vino al mundo para realizar en él la obra de nuestra salvación.
¡Oh qué obligados estamos a alabaros y honraros! ¡Alabanzas eternas os sean dadas por todas las criaturas!
Punto 2.°
Considerad también que el santo Corazón de la bienaventurada Virgen es la imagen viva del Corazón adorable del Padre Eterno. Porque así como el Hijo de Dios estuvo y estará siempre morando y viviendo en el Corazón del Padre: así también estuvo y estará siempre morando y viviendo en el Corazón de su Madre. El Corazón del Padre es un paraíso de delicias, de amor y de gloria para él; el Corazón de su Madre es un cielo y el cielo de los cielos en el que es infinitamente y de alguna manera más amado y glorificado que lo ha sido y será jamás en el cielo empíreo.
Además, así como el Padre de las misericordias y el Dios de toda consolación nos dio a su Hijo muy amado en la Encarnación y nos le da todos los días en el Santísimo Sacramento, en un exceso de amor de su Corazón paternal, así la Madre de las misericordias y de toda consolación nos dio a su querido Jesús nada más nacer y nos le da continuamente por la santa Eucaristía en la abundancia de la caridad de su Corazón maternal. Digo que ella nos le da por la santa Eucaristía, pues no siendo más que una cosa con él, por unidad de espíritu, de amor y de voluntad, quiere todo lo que él quiere y hace todo lo que él hace.
En fin, el Padre celestial hace en el Corazón sagrado de su amadísima Hija, la gloriosa Virgen, lo que manda hacer a todas las almas fieles con estas palabras: Ponedme como un sello sobre vuestro Corazón. Porque él mismo imprime con su propia mano una semejanza perfecta de las divinas cualidades de su Corazón en el Corazón de esta Virgen. Por lo cual, este Corazón virginal, es una imagen acabada de la santidad, sabiduría, fortaleza, bondad, misericordia, benignidad, amor, caridad, y de todas las demás perfecciones del Corazón adorable del Padre celestial.
¡Oh Corazón admirable del Rey de los corazones!, que todos los corazones de los hombres y de los ángeles os bendigan, os alaben y os amen eternamente por haber imprimido así vuestra semejanza en el Corazón de la Reina de mi corazón. ¡Oh Corazón amable de mi divina Madre, qué alegría siento al veros tan noble, tan leal, tan santo, tan perfecto y tan parecido al Soberano de todos los corazones! ¡Oh sacratísima Madre de Dios!, ¿no sois vos mi verdadera Madre y no soy yo vuestro pobre hijo aunque infinitamente indigno; y el corazón del hijo no debe ser semejante al corazón de la madre? Y sin embargo, veis la desemejanza que hay entre el vuestro y el mío. ¡Oh Madre de misericordia, tened piedad de mi miseria! Os ofrezco y os doy enteramente mi miserable corazón. Os suplico por todas las bondades de vuestro Corazón maternal, destruyáis totalmente en el corazón de vuestro indigno hijo todo lo que os desagrade, y grabéis en él una imagen perfecta de las santas cualidades del Sagrado Corazón de su honorabilísima Madre.
Me encantó
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:) ¡Me alegra mucho!
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Excellent article :)
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