Mes al Inmaculado Corazón de María - 31 de agosto

in spanish •  7 years ago  (edited)

Agosto: Mes al Inmaculado Corazón de María
Día 31

Ejercicios para hacerlos devotamente en honra el Corazón (5-8)

Las devociones para este mes:

  1. Rosario en Honor al santísimo Corazón de la bienaventurada Virgen disponible en esta publicación y este rosario contiene la Salutación Ave, Cor sanctissimum que también se ha publicado por separado aquí.

  2. Letanía (disponemos de 9 letanías, para cada día de la octava, que se rotarán durante los 20 días) en esta publicación está la letanía de la fiesta.

  3. El cántico del Magníficat disponible bilingüe en esta publicación. La obra contiene diversos himnos y cánticos (latín con y sin francés). Sin embargo, san Juan Eudes dedica el Libro X de su obra específicamente a este cántico del Magníficat.

  4. Una meditación (perteneciente a una de las dos octavas de la obra u otras meditaciones contenidas en esta) o un texto extraído de la obra. Estos dos últimos días presento 8 ejercicios (correspondientes a una octava) de San Felipe Neri que por su brevedad presento conjuntamente, el día de hoy la segunda parte de estos ejercicios.



Ejercicios de Octava de San Felipe Neri para este Corazón (5-8)


5.°


Ofrece tu corazón al Corazón de Jesús y al Corazón de María con intención de suplir las ingratitudes, negligencias e infidelidades con las que les has ofendido. Esto les agrada mucho. Porque se cuenta en la vida de Santa Gertrudis que en la víspera de Navidad, a la hora de la procesión del claustro en la que se llevaban las reliquias de los santos y la imagen de María, la Santa experimentó grande pena por verse impedida en su enfermedad de poder recitar durante el Adviento algunas oraciones en su honor y el Espíritu Santo le inspiró el que ofreciera en cambio, como reparación por sus negligencias, el santísimo e Inmaculado Corazón de su Hijo. Lo aceptó con grande satisfacción como un presente de valor infinito que al contener en sí todo lo que hay de más grande, rico y agradable en el mundo, sin duda que había de ser más capaz para reparar que cualquier otra cosa.

6.°


Une todos los corazones de los hombres y de los Ángeles, especialmente los de los mayores devotos de la santísima Virgen y de los serafines, y especialmente los de San José, San Joaquín, Santa Ana, San Juan Bautista y San Juan Evangelista y ofrece al santísimo Corazón de María todo el amor y todas las alabanzas que le fueron tributadas por estos corazones para suplir las frialdades y las tibiezas de tu corazón.

Ofrécele el corazón de un santo sacerdote, el cual, queriendo ver aquí en la tierra a la Virgen santísima por la devoción especial que le profesaba, llegó a adquirir un odio tan grande al mundo, después de habérsele Ella mostrado, que inmediatamente murió, no pudiendo, como él decía, sobrevivir a la alegría tan inmensa que tuvo al verla.

José Falconio, en la Historia del Carmen, dice que el B. Pedro Tomás, Patriarca de Constantinopla, muerto por los paganos en la Isla de Chipre, encontró el nombre de la Virgen impreso en su corazón, lo cual fue visto por muchos. El B. Alano cuenta que a un religioso de la Orden del Cister llamado Juan, después de su muerte, abierta su caja por orden de San Bernardo, se le vio también impreso el nombre de la Virgen con letras de oro en su corazón. En la historia de la B. Margarita de Chatel se cuenta que, muerta ya, se le encontraron tres piedras en el corazón y en una de ellas iba impresa la imagen de Nuestra Señora.

7.°


Ofrece el Corazón de nuestro Salvador al de su Santísima Madre pidiéndole por el amor infinito que le tuvo a Ella que introduzca en tu corazón todos los dones y gracias que te sean convenientes o necesarios para que se haga digno de su amor.

Un día Santa Gertrudis, estando ya próxima para partir de este mundo, pidió a Nuestro Señor que supliera todos los defectos e imperfecciones que ella había cometido en el servicio de María Santísima y vio que levantándose inmediatamente le ofreció su Corazón diciendo: He aquí mi Corazón, te lo presento, oh mi querida Madre, como manantial abundante de soberana beatitud, te ofrezco en este Corazón todo el amor por el que te elegí y predestiné desde toda la eternidad, con preferencia a todas las demás criaturas, para ser mi Madre. También todo el amor por el que te di el ser y la vida en la creación, el amor con el que te santifiqué y llené de mis gracias en el instante de tu Concepción, el amor y las ternuras que te prodigué en mi infancia durante el tiempo que me llevaste en tu seno. Todos los afectos de Hijo de que te di pruebas mientras viví contigo. Todos los favores con que te llené a lo largo de tu vida, especialmente en el momento sublime de tu gloriosa Asunción a los cielos, por encima de todos los Coros de los Ángeles, sentándote a mi diestra y declarándote Reina y Señora de cielos y tierra. Yo te ofrezco todas estas cosas por el amor de mi querida esposa Gertrudis, para suplir todas las faltas que ella ha cometido en tu servicio, para que te dignes preceder a esta mi esposa en la hora de su muerte y la recibas con Amor materno en tu seno virginal.

La Virgen lo aceptó de corazón y con intima alegría y Santa Gertrudis partió de esta vida cubierta con las delicias todas del Paraíso y su alma fue recibida con júbilo celestial en el tierno y amable Corazón de Jesús y María.

Esto nos hace ver que es una cosa muy agradable a la Madre del Salvador el que la ofrezcamos el Corazón de Jesús, su Hijo, a cambio de nuestras faltas. Y que, por consiguiente, que es muy agradable al Hijo el que le ofrezcamos su propio Corazón con el de su Santísima Madre en reparación de las ofensas nuestras y que la devoción al Corazón del Hijo y de la Madre es muy provechosa para los que la practican con piedad verdadera.

8.°


Desea vivamente y propón ser y vivir según el Corazón de la Virgen mediante una imitación, esmerada de sus virtudes, especialmente de su amor, su caridad y su humildad, de su obediencia, de su pureza, de su paciencia y de su odio al pecado, hasta que pueda muy bien decir ella: Encontré un hombre según m¡ corazón. Santa Catalina de Sena probó en sí este cambio de corazón cuando Nuestro Señor le arrebató su corazón y le entregó en cambio el suyo. Oh Señora, quitadme mi corazón Y dadme en retorno el vuestro.

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Buen post!!

gracias

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